¿Las modas son una realidad? A veces es difícil cuantificarlas, pero hay una que empieza a tomar bastante. Desde los Estados Unidos ha tomado bastante un concepto: la gran renuncia y rápidamente ha tenido una respuesta, el gran despido. Vamos por partes. Miles de personas han abandonado el trabajo desde comienzo de este año 2022. Se trata de un fenómeno que se conoce como la "gran dimisión" o la "gran renuncia" y se ha ido extendiendo hasta llegar a nuestra casa. Con la vuelta después de las vacaciones, con el "nuevo curso" reciente inaugurado, son muchos los que se plantean objetivos y preferencias profesionales.

Una tendencia americana

En el 2021, 40 millones de norteamericanos dejaron su trabajo. Se trata de una tendencia del mercado laboral surgida después de la crisis del coronavirus y en el que los trabajadores dejaban el trabajo mayoritariamente para estar descontentos con sus lugares. Tal como reflejan los informes de la Seguridad Social, desde comienzo de año nuestro país ha registrado los mayores índices de renuncia desde que se tienen datos: en torno a 30.000. Sólo en abril, 5.500 personas abandonaron el puesto de trabajo por iniciativa propia. Las compañías se encuentran ante un complicado reto de retención del talento. ¿Cómo prevenir esta huida? ¿Qué acciones tienen que poner en marcha las empresas? Estas preguntas se las han hecho muchos responsables. Woffu, startup especializada en la optimización de la gestión del tiempo de los empleados, apuesta por unos cambios concretos.

Soluciones en positivo

De entrada, dar flexibilidad al puesto de trabajo. Una de las opciones principales a tener en cuenta a la hora de retener el talento es, sin duda, ofrecer flexibilidad a los empleados a la hora de gestionar sus horarios. Ofrecer facilidades para teletrabajar o flexibilizar las entradas y salidas de la oficina puede resultar enormemente útil para evitar que los empleados acaben quemándose y buscando alternativas. En este punto hay un dato importante y es que, si analizan las cifras, hay un patrón bastante significativo: el número mayor de renuncias se produce en el segmento de población que va desde los 30 a los 45 años. Por otra parte, hay que asegurar un bienestar físico y mental a nivel laboral. Con el estallido de la pandemia hace dos años nos dimos cuenta de cómo es de importante preservar y cuidar la salud mental de las personas. Y también la física, claro está. El estrés, la ansiedad o la depresión pueden ser factores determinantes para desencadenar la desgana en el trabajo y la necesidad de buscar un "lugar mejor". Eso pasa, tal como se sostiene desde Woffu, para desarrollar programas específicos para mejorar la salud física y mental de los empleados, a través de espacios o clases de meditación, ejercicio físico, desayunos saludables y recursos para los trabajadores.

También hay que tener en cuenta, más allá de cambios quirúrgicos, una gestión y distribución idónea de las cargas de trabajo. No es extraño comprobar que en muchas empresas la distribución de las cargas de trabajo no es la más idónea. ¿Las razones? No se está contratando personal, se toman decisiones desacertadas y siempre acaban cargando con la mayor parte de las tareas a aquellos empleados que suelen mostrar más predisposición para sacar el trabajo adelante. Estas dinámicas, que aunque no sean normales suelen fluir naturalmente durante mucho tiempo, pueden acabar agotando a las personas, que comprueban que las cargas de trabajo siempre recaen sobre ellos y que verifican, día tras día, que la empresa no está haciendo nada para hacer una redistribución más justa de las tareas. Este problema, que puede estar presente todo el tiempo o sólo durante temporadas en que los picos de trabajo son más elevados, puede encontrar solución por diferentes vías.

Por eso, los expertos también apuestan por la comunicación personal y periódica con los empleados. Los responsables de recursos humanos y jefes de equipo tienen que mantener reuniones personales periódicas con los empleados, donde acercar posiciones y obtener su feedback de la manera más directa posible. Y por eso no hay que esperar que se produzca la falta de sensación de pertenencia a la empresa. Son necesarias reuniones periódicas para que los empleados expresen sus inquietudes y necesidades, aunque parezca que no hay nada del que hablar. Estas reuniones todavía tienen más sentido a la vuelta de los empleados después de procesos personales complejos: la maternidad o paternidad, una baja médica o el luto por la pérdida de un familiar o ser amado.

"El despido silencioso hace años que llegó"

Este es un camino que los responsables de una empresa pueden emprender, pero hay otro de más drástico: el despido directo. La respuesta puede ir al extremo radicalizado y también se ha constatado que, ante una crisis económica mundial, les resulta más fácil aplicar la máxima del "nadie es insubstituíble" que crear estructuras de equipo fuertes y consolidadas. Este también ha pasado a tener un nombre propio y una entidad: el despido silencioso. En inglés lo han bautizado como el 'quieto firing', es un tipo de despido "bajo radar" sin llamar mucho la atención no como fue el tema de los ERTEs en su momento. Un poco más del estilo de "invitar a la persona poco a poco y amablemente a abandonar la empresa". De esta manera se constata, Daniel Pascual, Executive Coach and Business Mentor, que la empresa tiene poca paciencia y tiempo. Está bajo presión. "Tenemos una crisis todavía para llegar y para definirse. No sabemos el alcance, pero seguro que será una desaceleración de la economía. Y claro está que eso crea tensión y necesidad de ser ágiles y rápidos. No quiero sonar alarmista o injusto, pero tienes que tener claro que hay muchas personas que están muy o más hambrientas queriendo ocupar tu lugar. Por eso, el razonamiento de la dirección de la empresa puede llegar a ser el siguiente".

Y añade: "La clave es la palabra silencioso porque este tipo de despido tiene niveles o pasos. Puede llegar a ser un proceso prolongado en el tiempo y como decía bajo el radar, sin hacerse notar mucho. En este proceso se te van subiendo las exigencias para evidenciar tu bajo rendimiento, se te va dejando fuera de las promociones, subidas de sueldos o proyectos importantes". Y concluye: "Se me atrevería a decir que el despido silencioso ya está teniendo lugar desde hace tiempo, mucho antes de la gran resignación".