Cristina Cabrera hace diez años que trabaja en el sector de la estética. La suya es una historia de superación personal en mayúsculas: a punto de ser desahuciada y víctima de violencia de género. Con ayuda y fuerza interior, ha conseguido sacar adelante su proyecto. Ahora, es emprendedora. De las de batalla. Se levanta cada día para abrir su propio centro de estética Beauty Moments al lado de Plaça del Centre y aspira a montar un centro de salud donde se haga prácticamente de todo. ¿Su receta? Pensar en positivo.

Cristina Cabrera Beauty Moments

¿En qué momento piensas en empezar tu propio negocio?

Justo acababa de salir de una situación de violencia de género. Empecé de cero. Me puse a trabajar y poco a poco empecé a hacer mi propio camino. Tenía muy poco dinero para comer y era muy complicado que pudiera montar un negocio. De hecho, era imposible. Sin embargo, siempre me había gustado la idea de tener mi centro y trabajar para mí. No para ganar más o menos. Simplemente, para trabajar para mí y hacer las cosas como a mí me gustan. Quería un sitio donde los clientes pudieran estar a gusto y ofrecerlos un trato distinto. 

Tenía muy poco dinero para comer y era muy complicado que pudiera montar un negocio

¿Cómo pasaste del imposible al posible?

Me pusieron en contacto con la concejala de Nou Barris Carmen Andrés para entrevistarme para el maltrato. Le comenté que quería montar mi negocio, me llevó a un sitio donde había espacios y cogí una habitación para empezar con los masajes. Pero, quería un espacio más grande y entonces me puso en contacto con la fundación Trinijove. No podía pedir un crédito y me iban a desahuciar. Nadie confiaba en que lo consiguiera pero ellos me hicieron un seguimiento y me ayudaron mucho. Miré qué centros había por el barrio, cómo eran y qué les faltaba. Y entonces, una amiga justo dejaba su local y aproveché para cogerlo.

¿Y la financiación?

Pedí un préstamo a ASCA (Acción Solidaria Contra el Paro) y aproveché la capitalización del paro. Con 9.000 euros me lo monté todo. De eso ya hace 2 años. Sin la ayuda que he recibido me habría sido imposible

¿Cuál es el balance?

Muy bueno. Estoy muy contenta. Aunque es cierto que el primer año me costó mucho. Empecé con 15 clientes y repartiendo publicidad por el barrio. Había días que volvía a casa llorando porque no venía nadie...

Los comienzos acostumbran a ser difíciles...

Mucho. Pero decidí relajarme, hacer las cosas bien y esperar. Entonces, todo empezó a fluir. Puse una máquina y empezó a venir mucha gente. La magia del boca a boca. Ahora tengo 10 personas diarias.

Cristina Cabrera - Sergi Alcàzar

Sin pensar, me lancé y me dije a mí misma que me iría bien.

¿Qué consejo le darías a alguien que empieza?

Lo mejor que puede hacer una persona es lanzarse a emprender sin miedo. Yo lo hice. Sin pensar, me lancé y me dije a mí misma que me iría bien. Me quedé sin nada pero quise pensar en positivo. Poco a poco.

¿Dónde te ves de aquí unos años?

Aquí no. En un local más grande que ya tengo fichado para hacer un centro de salud. Desde entrenamiento personal hasta dietista o estética.

¿Tienes una fecha marcada?

No. De momento, estoy aquí. Es un objetivo que tengo y que creo que lo cumpliré aunque cueste.

Cristina Cabrera - Sergi Alcàzar

Este es un negocio pequeño pero me ha ayudado muchísimo como persona

Un proyecto que te ha ayudado tanto a nivel profesional como a personal.

Exactamente. Es muy importante. Yo tenía la autoestima muy baja por el maltrato y decidí luchar. Este es un negocio pequeño pero como persona me ha ayudado muchísimo como persona. Si no hubiera conocido Trinijove y la Obra Social de La Caixa, me habría sido imposible. Seguro.

¿Por qué crees que apostaron por ti?

Porque vieron fuerza y un proyecto viable. Sobre todo, mucha cabeza. La actitud era importante. Ellos te ayudan y si lo consigues bien y sino se tiene que seguir luchando. Eso lo tengo claro: sea como sea, se tiene que intentar.