La Cambra de Comerç de Barcelona ha revisado a la baja cuatro décimas sus previsiones de crecimiento de la economía catalana para 2019, situándolo en un 2,1%, una décima por debajo de la tasa que se prevé para la economía española. Así lo ha dicho este miércoles el presidente de la Cámara, Miquel Valls, que considera que se trata de una "desaceleración importante" para la economía y ha aseverado que "espera que estas previsiones no se cumplan y que el crecimiento acabe siendo superior" durante este año. Con todo, ha asegurado que "la localización geográfica de Catalunya siempre nos ha traído ventajas".

Valls ha dado un repaso de los principales factores económicos y ha destacado que la construcción sigue siendo un indicador "muy dinámico", pero ha criticado la gestión de Colau con respecto a los "obstáculos administrativos que el Ayuntamiento de Barcelona pone a la construcción de la ciudad", ya que, fuera de la capital catalana - que ha registrado una disminución del 20% en el 2018-, la superficie visada registra un aumento generalizado. Con todo, el número de viviendas en construcción acumula un crecimiento del 11% hasta noviembre, "un crecimiento todavía importante pero inferior al 15% del año pasado".

Así pues, el ente cameral prevé una moderación del crecimiento para la economía catalana durante el cuarto trimestre de 2019 del 0,5%, después de que durante el crecimiento intertrimestral se haya mantenido cerca del 0,6% por término medio anual. "La fase de desaceleración de 2018 se alargará en el 2019", ha sostenido Valls, pero ha negado señales que la economía catalana esté entrando en una nueva recesión y tampoco desequilibrios en el sector privado que puedan implicar un descenso del PIB.

Catalunya, geográficamente aventajada

"La localización geográfica de Catalunya siempre nos ha traído ventajas", ha asegurado Valls, "eso sí, entendiendo Catalunya siempre dentro de la Unión Europea". Delante de la avalancha de inversores y empresas extranjeras que cada vez más apuestan por Catalunya, "hemos posicionado como un polo industrial importantísimo por el sur de Europa", explica el presidente de la Cámara.

"El único problema de Barcelona", según Valls, "es que tiene una incertidumbre continua, y los empresarios no acaban de tener clara la situación", apunta.

El turismo, en máximos

La Cámara hace también un balance positivo del sector turístico, que alcanza en el 2018 un máximo histórico en el gasto de los viajeros a pesar de la estabilidad en el número de turistas. Eso, según explica Valls, es positivo porque "vamos hacia un modelo de turismo más sostenible, ya que con menos visitantes tenemos un retorno para el PIB similar".

Así pues, Valls ha celebrado que, a pesar del estancamiento de 2018, el sector turístico catalán esté resistiendo mejor que el español el aumento de la competencia ante la recuperación de mercados como el de Egipto y Turquía, lo cual se explica por el hecho que el catalán compite en calidad y no en precio.