“Transformaremos este sindicato, sin ruptura, con continuidad. La participación de los afiliados será el principal compromiso de la nueva ejecutiva federal”. Con estas palabras exponía el recién nombrado secretario general de la Unión General de Trabajadores (UGT), Josep Maria Àlvarez, su programa para los próximos cuatro años. Era el acto de clausura del 42º congreso, que empezó el miércoles y cerraba el sábado, después de su victoria del viernes por la noche. “Instauraremos el debate en el seno de las secciones sindicales,” y cada decisión “importante” de la ejecutiva, será sometida a la consulta y referéndum de sus afiliados, explicava en su primer discurso como nuevo líder sindical.

El astur-catalán ha expuesto lo que parece el sentir de la organización. “Nos sentimos maltratados, hay una campaña para criminalizar el sindicalismo”, ha dicho en alusión “a los poderes capitalistas”. “Ellos saben que para acabar con nuestros derechos, primero hay que acabar con el instrumento que los ha conseguido”, ha añadido Àlvarez. “Pero no estábamos preparados para enfrentar” la situación, ha reconocido el nuevo cabeza de UGT. Asimismo, ha añadido que la transparencia sería otra de las prioridades de su mandato, dejando patente que cuando "se acaba el contrato, se acaba la vinculación con las funciones del sindicato".

Asimismo, ha hablado del temido adelgazamiento en torno a la estructura del sindicato, que tiene “una cabeza demasiado grande" que “hay que adelgazar”. En consecuencia, “los sectores tendrán que ser el principal instrumento de las federaciones”, entrando en un proceso de sectorialización, pero sin centralizar el sindicato. Ahora bien, se deberán “hacer reformas, para el sindicato del siglo XXI, para los próximos 30-40 años. Este proceso de cambio no se produce desde el año 1979”, sentenciaba el líder. Asimismo, ha hablado de "la economía del viento", la que las palabras se las lleva el viento, indignado porque hay quien decide en materia laboral "cuando no sabe qué es una cadena de montaje".

“Es Méndez”

Pero hoy también era la hora del adiós para el que ha sido durante más de 22 años secretario general de la UGT, Cándido Méndez. Precisamente, este había felicitado a Àlvarez de los primeros, a través de una llamada. “Ui, es Méndez”, decía Josep Maria Àlvarez, mientras se apartaba de las cámaras y los micros que lo grababan. Así, descolgaba el móvil, y contestaba en la intimidad, con un discreto “gracias”. El astur-catalán estaba aturdido: venía del baño de masas posterior a que la mesa hiciera el recuento, insinuándole la victoria. Diecisiete votos de diferencia lo proclamaban ganador. Entonces, la bancada derecha del congreso sindical –la de los suyos– se había levantado, entre aplausos, al grito de un vibrante “UGT, UGT...” que se clavaba en el estómago de los asistentes. No creían que el programa de un “de un sindicato moderno”, como decía una delegada, pudiera ser "al fin" aplicado.

Sin embargo, Àlvarez ha recordado la unidad de acción es patrimonio de "nuestro país" y que mantendrá la fidelidad con CCOO. Asimismo, agradece a Méndez el trabajo realizado durante estos años. "La UGT no sería lo que es si no fuera por ti, con el tiempo se verá tu tarea", agregaba su sucesor.

“No es prioridad”

Preguntado por si el derecho a decidir era una prioridad, Àlvarez había explicado a la entrada del acto de clausura que no. “Primero, los derechos laborales”. Sin embargo, está dispuesto a aprovechar su posición. “Creo que la UGT ha dado un paso adelante extraordinariamente positivo para que este país se entienda”. En consecuencia, “el hecho de que yo haya salido escogido como secretario general, que seguramente no es por eso [por la cuestión territorial], pienso aprovecharlo, ya que hay que tender puentes entre España y Catalunya y encontrar un encaje”. Lo ha ilustrado con una metáfora: “hace falta que cada día nos miremos al espejo, nos reconozcamos y nos amemos como somos”, ha concluido el secretario general.

Cerrar filas

Por su parte, Miguel Ángel Cilleros, ha cerrado filas, expresando que “sólo había una sola dirección, que “estaba a entera disposición” de Àlvarez y “que tocaba trabajar”. Ahora bien, el hecho es que en los descansos del congreso, mientras se producía la votación, las caras de indignación de sus fieles demostraban el dolor de quedarse en las puertas. Pero Àlvarez le ha agradecido también su candidatura, y sus ideas, tales como la realización de primarias dentro del sindicato.

Denuncia social

Entre las principales cuestiones aprobadas en el congreso se encuentran la petición en la Unión Europea (UE) que “se respete la legalidad internacional”. Hace referencia al acuerdo que la Comisión europea quiere suscribir con Turquía para generar en el país un muro de contención de los refugiados, a cambio de un monto de dinero. En segundo lugar, ha condenado la ley mordaza, pues “no se puede meter en la prisión a sindicalistas”. Ambos clamores habrían sido aprobados con una “amplia mayoría”, como ha dicho uno de los ponentes que lideraba el acto. "Me da vergüenza pertenecer a esa Europa", ha sentenciado Àlvarez.