Hace tiempo que Xavi Hernández está perdiendo el crédito que tenía como entrenador. Después de ser uno de los mejores jugadores de la historia del Barça, y uno de los mayores exponentes del estilo, el técnico catalán parecía ser el elegido para comandar al equipo en los próximos años. 

A pesar de los momentos complicados vividos, especialmente con las dos eliminaciones en fase de grupos de la Champions League, el club se hizo con un título de Liga y la Supercopa de España, dominando de manera espectacular al Real Madrid en la final. Pero en el tercer año de Xavi, parece que el proyecto se ha desmontado cuando más tenía que brillar.

Xavi Hernández Barça / Foto: Europa Press
Xavi Hernández lamentándose durante un partido / Foto: Europa Press

Las ruedas de prensa le condenan

Aunque el juego y los resultados no hayan acompañado, lo que más ha enfadado al barcelonismo son las excusas que el técnico ha ido dando en rueda de prensa después de cada derrota. En el Clásico, Xavi afirmó que su equipo no había merecido perder y que podían estar contentos pese a la derrota. Una actitud que se contradice con la que mostró Ilkay Gündogan después del partido, quien consideraba que faltaba exigencia dentro del vestuario.

A partir de aquí, los argumentos utilizados para defender al equipo se fueron volviendo más difíciles de entender. Las bajas por lesión de algunos jugadores importantes, la falta de mentalidad de la plantilla o incluso el efecto de la prensa sobre el equipo son algunas de las excusas que ha puesto el entrenador del Barça después de cada debacle. En la dura derrota contra el Girona, en la que los de Míchel dominaron al conjunto blaugrana practicando precisamente el estilo que Xavi quiere implementar, el catalán volvió a afirmar que el equipo "está en construcción".

Gol Barça Girona EFE
Los jugadores del Girona celebran un gol contra el Barça / Foto: EFE

Un conformismo molesto

Lejos de reaccionar después de una derrota tan dura, el equipo volvió a mostrar su peor cara en el último partido de la fase de grupos de la Champions, en Amberes. Contra el peor equipo de la competición, los de Xavi no fueron capaces de jugar bien y fueron derrotados por un equipo que hasta entonces no había sumado ningún punto. Un mal partido que estuvo agravado, además, por la polémica por el cambio de convocatoria previa al partido.

En la rueda de prensa posterior al partido, Xavi volvió a tirar de excusas para afirmar que el partido "doloroso" no fue este, sino el del Girona. O que tenían que celebrar que volvían a estar en octavos de final. Unas declaraciones conformistas que han molestado mucho a los culés y a la directiva blaugrana, que empiezan a hartarse del técnico catalán. La falta de autocrítica del entrenador, y la actitud de la plantilla, hacen difícil pensar que la situación cambie en un futuro próximo.