Federico Valverde no nació para jugar de lateral, y él mismo lo ha dicho. Sin embargo, el contexto, las lesiones y las decisiones técnicas han vuelto a colocar al uruguayo en una zona del campo que no le pertenece. En plena semana con duelos clave ante Getafe, Juventus y Barcelona, Xabi Alonso vuelve a tirar de Valverde como solución de urgencia en la banda derecha, repitiendo una fórmula que ya funcionó, pero que no deja de tener algo de castigo encubierto para uno de los jugadores más comprometidos del vestuario blanco.
La baja de Trent Alexander-Arnold y la recaída de Carvajal han dejado al técnico sin laterales fiables en el costado derecho. El experimento con Asencio frente al Levante y luego en Almaty no convenció: errores en salida, falta de timing defensivo y poca incidencia ofensiva. Cuando el rival exige —como el pasado fin de semana ante el Villarreal—, Xabi Alonso recurre al de siempre. Valverde volvió a cumplir en una posición que no disfruta, pero que entiende como una responsabilidad más dentro del colectivo.

Un rol asumido, pero no deseado
El propio Valverde lo dejó claro en su última comparecencia: “Nunca me negué, siempre dije que estoy disponible para jugar donde sea. Puedes preguntarle a mis compañeros o entrenadores. Siempre voy a morir por el Real Madrid”. A pesar de sus palabras, es evidente que su deseo es otro: influir más arriba, conectar con el juego interior, y aportar desde su capacidad de recorrido, presión y llegada al área. Pero cada vez que la plantilla se rompe por el flanco derecho, el cuerpo técnico lo mira a él.
La paradoja es que cuando ocupa esa posición, Valverde rinde por encima de los especialistas. Ya lo hizo con Ancelotti, y ahora con Alonso confirma que está preparado para sostener esa banda. Pero el precio es su desgaste y, sobre todo, su desconexión del centro del campo, donde el Madrid pierde una de sus piezas más dinámicas. Jugar de carrilero no solo limita su participación ofensiva, sino que lo aleja de las zonas donde marca diferencias.
Semanas clave, decisiones definitivas
Lo que se avecina es un tramo del calendario que puede marcar el tono del otoño blanco: Getafe como antesala, una visita incómoda a Turín en Champions y un Clásico que llega con el liderato en juego. Sin laterales de nivel disponibles, Alonso tiene una única certeza: con Valverde en banda, al menos no perderá solidez. Pero también asume que es una decisión que resta en otras zonas.

La duda, como siempre, es hasta cuándo se puede estirar esta solución sin perjudicar al colectivo. Y, sobre todo, si Valverde podrá mantener su compromiso sin que se transforme en resignación interna. Porque no hay castigo mayor para un futbolista de élite que rendir siempre... y no poder jugar donde siente que marca la diferencia.
Xabi Alonso ha optado por la fiabilidad inmediata, aunque eso suponga seguir desplazando a uno de sus mejores centrocampistas.