Victoria, ronda y anillo. Los Golden State Warriors han ganado el cuarto y definitivo partido de las Finales y se han proclamado campeones de la NBA (85-108). Los Cleveland Cavaliers no han podido hacer nada para evitar que los de Oakaland se lleven el tercer anillo en los últimos cuatro años y los de Steve Kerr siguen consagrándose como un equipo histórico. Kevin Durant, MVP de la ronda definitiva de los playoffs.

Orgullo contra ilusión

Con las Finales (prácticamente) sentenciadas, el Quicken Loans Arena era el escenario de un duelo que podía acabar con un nuevo campeón de la NBA. Desde hacía aproximadamente 48 horas, los aficionados de Cleveland eran conscientes de que el de hoy podía ser el último partido de LeBron James en su ciudad. Lo único que se jugaban los locales, al menos desde un punto de vista realista, era el hecho de evitar un sonrojándose 4-0, mientras que los Warriors querían terminar el trabajo como antes mejor. "No lo dejes para mañana lo que puedes hacer hoy", reza el refranero.

El Game 4 ha mostrado dos realidades: la primera, que Warriors y Cavaliers están muy lejos el uno del otro a nivel competitivo; y, en segundo lugar, que los hombres de Tyronn Lue han culminado los playoffs exhibiendo una versión inferior a la de la temporada pasada, pero que aun así han hecho sudar a su adversario hasta el último segundo de cada compromiso. Resultado global al margen, excepto el de esta noche todos los partidos se han decidido en los instantes finales. El marcador definitivo, contundente, no refleja la ligera superioridad que se ha visto sobre las pistas de Oakland y Ohio.

Las Finales se han decidido por pequeños detalles pero, al fin y al cabo, lo han hecho tan rápido porque Golden State tiene un gran equipo. Cuando un jugador no tiene el día (cómo le ha pasado durante buena parte de la serie a Klay Thompson), siempre aparece otro. Stephen Curry y Kevin Durant se han ido alternando el protagonismo y, después del maravilloso triple del alero en las postrimerías del Game 3, el base ha recuperado su faceta de líder. Sus veinte puntos antes del descanso empezaban a señalar el camino hacia el título (52-61). El fondo de armario formado por Livingston y McGee ha acabado de diseñar el traje de los Warriors para la fiesta de celebración del anillo.

Bandera blanca

Y es que, teniendo en cuenta la ventaja conseguida, los visitantes sólo han tenido que servirse de sus inicios de segundas mitades fulgurantes para volver a asaltar Cleveland. Curry ha cogido el mando de los suyos otra vez y el base se ha divertido en el funeral de los Cavaliers. Los aficionados del Quicken Loans Arena no han podido hacer más que rendirse a la evidencia y rendir el homenaje que se merecía LeBron James cuando ha sido sustituido a menos de cinco minutos para el final. El futuro del 'Rey' está lejos de Ohio, pero la realidad es que su rendimiento durante los playoffs ha sido excelso. Y una cosa no quita la otra.

Por la vía rápida. El último cuarto ha sido un mero trámite y los Warriors han conseguido, sin perder ningún partido, la cuarta victoria necesaria para llevarse las Finales. Los de Steve Kerr se han coronado por tercera vez en los últimos cuatro cursos y entran a la historia de la NBA: Golden State se ha convertido, con seis, en la tercera franquicia con más campeonatos, superando a los siempre míticos San Antonio Spurs (5) e igualando a los no menos legendarios Chicago Bulls. Los Celtics (17) y los Lakers (16) todavía están demasiado lejos.