El Real Madrid atraviesa uno de los momentos más delicados de la temporada. La derrota ante el Celta de Vigo ha dejado cicatrices profundas. No solo por el marcador. También por la sensación de desgana. De falta de ritmo. De un equipo sin pulso competitivo. Un equipo que reaccionó tarde. Demasiado tarde. Y en el centro de todo aparece un nombre: Xabi Alonso.
El técnico está señalado. Muy señalado. El club le ha marcado un límite claro: el partido contra el Manchester City. Si el Madrid no ofrece una actuación convincente, su continuidad se tambalea. Y Alonso lo sabe. Lo siente. Lo nota cada día. Quiere tomar decisiones. Quiere recuperar el control. Pero no puede. Hay jugadores intocables. Intocables por orden directa del club. Y dos de ellos llevan su situación al borde del abismo: Vinícius Jr. y Jude Bellingham.

Florentino Pérez se lo deja claro a Xabi Alonso: Vinícius es intocable
El caso de Vinícius es el más sensible. Un jugador decisivo cuando está inspirado. Un futbolista diferencial. Un talento capaz de romper partidos. Pero también un elemento imprevisible. Individualista. Irregular. Para Alonso, un problema táctico. Un jugador que desordena. Que se desconecta. Que no siempre se ajusta al plan. Pero no puede tocarlo. No puede sentarlo. No puede sustituirlo.
¿Por qué? Por Florentino Pérez. El presidente ha blindado al brasileño. Literalmente. A Vinícius se le concede un trato de estrella absoluta. Florentino quiere cerrar su renovación cuanto antes. Su contrato actual llega hasta 2027, y en el club existe pánico a que pueda quedar con solo un año disponible. No quieren jugadores en el Madrid en su último año de contrato. No quieren riesgos. Y mantenerlo contento es una prioridad institucional.

Por eso, cada vez que Alonso ha sugerido un cambio drástico, la respuesta ha sido la misma: Vinícius debe jugar siempre. Incluso después del incidente en el Clásico, cuando abandonó el campo con aspavientos tras ser sustituido. Una actitud que molestó al club. Pero no suficiente para modificar el plan. La renovación es primero. La disciplina, después.
Florentino Pérez tampoco quiere conflictos con Bellingham
En paralelo, Bellingham atraviesa su peor momento desde que llegó al Madrid. Su inicio fue arrollador. Parecía indestructible. Pero ahora es un jugador apagado. Sin chispa. Sin influencia. Su partido ante el Celta fue alarmante. No aportó en ataque. No ayudó en defensa. No fue nada. La grada lo notó. Lo señaló. Muchos pidieron que Alonso lo sentara. Pero tampoco puede. Está prohibido.

La razón es que su entorno presiona. Su padre y agente llama. Opina. Exige minutos. Exige protagonismo. Y el presidente no quiere más conflictos con agentes, padres, y entornos.
Entre los dos, Vinícius y Bellingham, condicionan todo. Condicionan las alineaciones. Condicionan el sistema. Condicionan la autoridad del entrenador. Y condicionan el futuro de un Xabi Alonso que llega al duelo ante el City sin margen.
Porque el duelo del miércoles ante el Manchester City aparece como un examen definitivo. Un punto de inflexión potencial. Un partido que puede definir el proyecto. Alonso necesita una reacción inmediata. Un Madrid más firme. Más cohesionado. Más decidido. Y, sobre todo, necesita que Vinícius y Bellingham asuman el papel que les corresponde. Porque sino, pueden convertirse en la sentencia definitiva de Xabi Alonso en el Real Madrid.