El Sevilla ha ganado al Real Madrid (3-2) y ha sumado tres puntos de oro en su lucha para disputar competición europea la próxima temporada. Los andaluces han superado a los madrileños en intensidad y dependen de ellos mismos para acabar la Liga Santander en séptima posición, última plaza de Europa League. Con la victoria sevillista, el Girona se despide definitivamente de Europa.

Noche y día

Unos se lo jugaban todo. El Sevilla se centró en las Copas y una vez eliminados de ambas (el Bayern lo despidió en Europa y el Barça le hizo un correctivo en la final de la Copa del Rey) en Nervión se dieron cuenta de que lo único que les quedaba era luchar por las posiciones de acceso a la Europa League. Y que tenían que hacerlo de lo lindo para conseguirlo mientras veían como su vecino, el Betis, maravillaba al fútbol español de la mano de Quique Setién. Orgullo herido es poco.

Los otros, en cambio, han llegado al Sánchez Pizjuán con el objetivo de eliminar una casilla más del calendario de Liga. La temporada del Madrid ya es sólo una cuenta atrás para la final de Kiev. La frase "queremos acabar en la mejor posición posible" de Zidane en la rueda de prensa posterior al Clásico no ha tenido continuidad ni en la alineación titular (el técnico francés ha hecho cambios desde la portería hasta las posiciones ofensivas) ni en la intensidad de sus jugadores sobre el césped. Sin orgullo.

Cuando un partido es para unos un compromiso a vida o muerte y para los otros un mero trámite, el guion del mismo es fácil de prever. Por mucho que el fútbol sea un deporte en que la táctica y la estrategia son trascendentes, que lo es, el entusiasmo y las ganas son ingredientes fundamentales en la receta de la victoria. Y prueba de eso es que sin que el Sevilla haya sido superior futbolísticamente a sus rivales, los de Caparrós se han marchado al descanso con dos goles de ventaja.

Y lo han hecho gracias a dos jugadas aisladas que han evidenciado que el Madrid no estaba concentrado. Antes de la media hora de juego, Muriel ha superado a Vallejo en el juego aéreo y Ben Yedder ha aprovechado la asistencia para batir a Casilla por debajo de las piernas; y cuando el árbitro tenía el silbato en la boca para señalar el final de la primera mitad, Layún ha culminado un contraataque a portería vacía para dejar todavía más tocados a los visitantes. Los madrileños tenían margen de reacción. Pero también mucho margen de mejora.

Ramos corta las alas al Madrid

El Madrid ha despertado con el inicio de la segunda parte. Más vale tarde que nunca, que dicen algunos. Los blancos han empezado a pisar el área de David Soria y con Lucas Vázquez en el timón han amenazado la victoria (y, en consecuencia, las aspiraciones europeas) de los locales. El extremo gallego ha sido el único futbolista desequilibrante y ha provocado un penalti, pero Sergio Ramos se ha encargado de estropearlo estrellando la pelota contra el travesaño. Hoy no era el día.

La ley del gol del 'ex' se ha convertido en la del error del 'ex' y los de Zidane han pagado mucho el hecho de perdonar una oportunidad tan clara. El que podría haber sido un gol que les diera alas se ha acabado convirtiendo en la piedra que los ha acabado de hundir. Tanto es así que, aunque faltaba más de media hora para el final, no han conseguido volver a crear peligro y las oportunidades más claras las ha vuelto a tener Sevilla. Al contraataque, sí, pero muy destacadas.

Después de diez minutos de disparos lejanos del Madrid y poco más, el Sevilla ha acabado certificando una victoria, que, como marcan los tópicos, vale mucho más que tres puntos: Ramos ha vuelto a ser protagonista en clave negativa y ha introducido un centro de Mercado dentro de su propia portería. Los goles de Borja Mayoral y Ramos (de penalti) sobre la bocina han maquillado el marcador, pero no las sensaciones. 

El triunfo permite a los de Caparrós volver a depender de ellos mismos para acabar la Liga en séptima posición (y, por lo tanto, clasificarse como mínimo para la fase previa de la Europa League) y despierta al Girona definitivamente de su sueño Europeo. El Madrid, por su parte, ha caído mostrando carácter y lo tendrá muy difícil para atrapar al Atlético, segundo clasificado.