El FC Barcelona vive un momento maravilloso y tenso por partes iguales. El míster tiene toda la delantera disponible, una excelente noticia en un inicio de temporada lleno de lesiones. Pero mientras para Hansi Flick esto es un bendito problema, para algunos jugadores es una guerra silenciosa por tres puestos en el once. Entre ellos, destaca un futbolista que no está dispuesto a dejar pasar su oportunidad: Raphinha. El brasileño, competitivo por naturaleza, está moviendo todas sus fichas para asegurarse un sitio en Stamford Bridge… incluso aunque eso implique dejar a Marcus Rashford en el banquillo.
La batalla comienza con una certeza: Lamine Yamal es intocable. El joven prodigio es ya la estrella del equipo. Su talento, su desequilibrio y su crecimiento imparable lo convierten en un fijo. Además, nunca ha jugado en Stamford Bridge, un escenario que alimenta su motivación. Será su primer duelo oficial contra un equipo inglés y quiere dejar huella. Su puesto en el tridente está blindado.

Lamine Yamal, intocable; el problema está en el centro y en la izquierda
Para el puesto de delantero centro, la cosa está más ajustada. Ferran Torres llega en estado de gracia, firmando un doblete ante el Athletic y liderando el gol con 9 tantos. Pero Robert Lewandowski, aunque a sus 37 años vive un rol diferente, sigue siendo un peso pesado. Su experiencia en Champions y su condición de tercer máximo goleador de la historia del torneo lo mantienen en la carrera. Flick sabe que los partidos grandes necesitan presencia. Y Lewy la tiene.
El dilema realmente jugoso está en la banda izquierda. Ahí se libra una pelea directa: Marcus Rashford contra Raphinha. Y es aquí donde el brasileño está moviendo hilos. Lo está haciendo dentro y fuera del campo. Lo está haciendo con una mezcla de competitividad y necesidad. Lo está haciendo porque quiere jugar sí o sí contra el Chelsea.

Raphinha quiere ser titular en Stamford Bridge
Rashford llega recuperado de una gripe. Conoce Stamford Bridge, aunque sus experiencias allí han sido agridulces. Salvo un brillante doblete en EFL Cup, el estadio del Chelsea nunca ha sido un territorio amable para él. Pero su nombre pesa. Su velocidad pesa. Su capacidad de romper defensas pesa. Flick lo sabe.
Pero Raphinha también lo sabe. Y por eso está apretando. En la rueda de prensa, dejó claro su deseo: quiere jugar, está listo, se siente fuerte. Y en los entrenamientos, está yendo más lejos. Corre más. Choca más. Arriesga más. Busca cada balón dividido como si fuera una final. Y sí, lo hace mirando de reojo a Rashford. Quiere demostrar que está un punto por encima. Que su intensidad es superior. Que él es quien debe ocupar esa banda en un partido tan grande.