Gerard Piqué, como era de suponer, ha sido el gran protagonista del derbi de Liga entre el Espanyol y el Barça. El futbolista ha marcado el gol del empate y, después de hacer callar a la afición perica, no ha reculado en su opinión sobre "el Espanyol de Cornellà".

"Son de Cornellà y con eso se me refería a que cada vez están más desarraigados de Barcelona. Tienen un propietario chino también y todos los consejeros son chinos", ha pronunciado. "Sé que hicieron daño mis palabras, pero lo que dice su afición también hace daño. Con el sarcasmo intenté devolvérsela y parece que ha funcionado porque se ha dejado mucho dinero".

"Mandar callar a la gente es una cuestión del juego"

El central blaugrana ha sido recibido con muchos silbidos por la afición blanquiazul después de sus declaraciones, en las que aseguró que el Espanyol era de Cornellà y no de Barcelona.

El paso de los minutos ha apagado los silbidos hasta disimularlos. Pero una jugada lo ha cambiado todo. En el minuto 82, un golpe de cabeza de Piqué, después de una falta lateral de Leo Messi, ha acabado en el gol del empate (1-1). El defensa, blanco de las críticas en los últimos días, evitaba la primera derrota de la temporada del Barça a la Liga. Y lo celebraba haciendo callar a la afición que llenaba buena parte del gol sur del RCDE Stadium.

El gesto de Piqué, con el dedo índice en los labios, se vengaba de los graves insultos que había escuchado en la ida de los cuartos de final de la Copa del Rey. A partir de esta jugada, el partido se ha ensuciado hasta el final y la gradería ha vuelto a acordarse de la mujer y el hijo del central blaugrana. La tensión ha dado paso a pequeñas disputas entre futbolistas que no han conseguido tener incidencia en el resultado.

Después del partido, Piqué ha querido valorar lo que ha pasado sobre el césped. "Que insulten a mi familia es faltar el respeto. Mandar callar a la gente es una cosa del juego, es lo mínimo que podía hacer después de todo lo que ha pasado", ha dicho sobre el asunto el central.

"Hay un límite"

Sobre el gesto, el '3' culé ha dicho que lo que es una falta de respeto "es que se me denuncie por decir que el Espanyol es de Cornellà cuándo es una obviedad y en cambio no denuncien los insultos de parte de su afición". Además, también ha explicado que "somos personas y reaccionamos por lo que pasa dentro y fuera del terreno de juego" y que cree que "hay un límite".

"Si los que mandan, los propietarios, no dicen nada, nosotros no nos quedaremos callados", se ha justificado. Siempre que venga aquí seré recibido de esta forma, no es nada que me preocupe demasiado. Ahora toca seguir compitiendo para ganar la Liga", ha sentenciado el futbolista blaugrana.