Robert Lewandowski vive una temporada distinta en el FC Barcelona. A sus 37 años, el delantero polaco ha dejado de ser ese futbolista intocable que disputaba todos los minutos en cada competición. Ahora, con Hansi Flick en el banquillo, la consigna es clara: minutos de calidad sí, pero no cantidad.
El plan de Flick con el polaco
El técnico alemán entiende que el delantero sigue siendo decisivo en el área, pero también que su físico ya no le permite sostener un calendario tan exigente como el del Barça, con Liga, Champions y Copa. Por ello, Flick ha diseñado un plan específico: Lewandowski será dosificado, reservado para momentos clave y partidos grandes, donde su experiencia y olfato goleador marcan la diferencia.

En los encuentros de menor exigencia, la idea es darle descanso y apostar por alternativas más frescas. “Lo importante es tenerlo al 100% cuando de verdad se le necesita”, comentan desde el entorno del cuerpo técnico.
Ferran Torres, el gran beneficiado
La gestión de Flick abre la puerta a otros futbolistas, y el principal beneficiado es Ferran Torres. El valenciano, que atraviesa un gran momento de forma, ha sabido aprovechar la oportunidad y ya suma varios goles esta temporada. Su movilidad, su capacidad de presión y su energía lo convierten en un recurso muy valioso, y ahora mismo parece estar por delante del polaco en la rotación.
Esta situación no significa que Lewandowski quede relegado a un papel secundario sin importancia, sino que el Barça se adapta a una realidad evidente: Ferran puede sostener el día a día, mientras Robert se reserva para las grandes citas.
El vestuario lo entiende
Dentro del vestuario azulgrana se entiende la decisión de Flick. Lewandowski es un líder respetado y admirado, pero todos saben que la edad no perdona y que lo mejor es protegerlo para que siga siendo diferencial en los momentos clave. Además, la irrupción de jugadores jóvenes como Lamine Yamal o el buen rendimiento de Rashford obligan a gestionar con inteligencia los roles en ataque.
Una nueva etapa en su carrera
Lewandowski siempre se ha caracterizado por su profesionalidad y su obsesión por el cuidado físico. Sin embargo, incluso los más grandes deben aceptar una nueva etapa en su carrera. Ya no se trata de jugar todos los minutos, sino de maximizar su impacto cuando esté en el césped.

El polaco lo ha entendido y, aunque no le guste perder protagonismo, sabe que así puede prolongar su carrera en la élite y seguir aportando al Barça.
La nueva realidad de Lewandowski está marcada por la dosificación y la calidad por encima de la cantidad. Flick se lo ha dejado claro: ya no jugará cada tres días, pero cuando lo haga deberá ser decisivo. El Barça se adapta a un nuevo escenario en el que Ferran Torres gana peso, mientras Robert conserva el rol de gran referente en las noches importantes.