La salida de Luka Modric del Real Madrid ya es un hecho. El centrocampista croata pondrá fin a su etapa en el club blanco el próximo 30 de junio, tras más de una década marcando el pulso del mediocampo madridista. Y mientras la noticia sacude a la afición madridista, en Miami se afilan los lápices: Leo Messi quiere al Balón de Oro de 2018 en su equipo, y el club de David Beckham ya ha activado los mecanismos para ficharlo como agente libre.

El nombre de Modric lleva meses circulando en el entorno del Inter. Pero fue en abril de 2025 cuando se conoció un detalle clave: Messi habría pedido expresamente su incorporación. Desde entonces, la dirección deportiva ha movido ficha con una propuesta clara: un contrato de un año, hasta julio de 2026, con un salario estimado de 2,5 millones de dólares por temporada. Un movimiento que no solo reforzaría el proyecto deportivo, sino que permitiría al croata llegar en ritmo al que sería su último Mundial con Croacia.

Modric
Modric

Fin de una era en el Bernabéu

A sus 39 años, Modric ha vivido una temporada de transición en el Real Madrid. Bajo las órdenes de Carlo Ancelotti, su rol se ha ido diluyendo entre las nuevas generaciones del medio campo. Aunque nunca perdió el respeto del vestuario ni de la grada, su protagonismo fue menguando hasta tornarse testimonial en los partidos decisivos.

La salida del club no ha sido abrupta, sino meditada y silenciosa, como suele actuar Modric. Según fuentes cercanas al jugador, el adiós estaba prácticamente sellado tras la eliminación europea. Lo que quedaba por definir era el destino. Y en ese sentido, el llamado de Messi ha sido decisivo. No es lo mismo cruzar el Atlántico para retirarse, que hacerlo para liderar un proyecto repleto de referentes y ambiciones.

Luka Modric Real Madrid
Luka Modric Real Madrid

Un nuevo eje para el Inter de Messi

Con Sergio Busquets, Jordi Alba y Luis Suárez ya en el vestuario, el aterrizaje de Modric supondría una pieza clave para estabilizar el centro del campo de un equipo con talento pero carencias estructurales. La MLS no se gana solo con nombres; necesita equilibrio, jerarquía y liderazgo dentro y fuera del terreno de juego. Y ahí, el croata ofrece garantías que muy pocos pueden igualar.

Para Messi, se trataría de la última gran alianza. En lugar de reeditar la conexión blaugrana, esta vez sumaría a un antiguo rival, pero con el que comparte un lenguaje común: el del fútbol de élite. Juntos, podrían construir un cierre de carrera a la altura de su legado.

El fichaje no está cerrado, pero las piezas encajan. El deseo de Messi, la libertad contractual de Modric y la ambición del Inter Miami convergen en un escenario ideal. El fútbol estadounidense sigue atrayendo a las leyendas europeas, pero este caso va más allá del marketing: se trata de estilo, de veteranía, y de terminar la historia en sus propios términos.