Laura Ester Ramos (Barcelona,1990) es una de las deportistas catalanas más laureadas de la actualidad. Consagrada en la cima del waterpolo como una de las mejores porteras de los últimos años, en su palmarés aparecen una infinidad de medallas, conquistadas tanto en Europeos como en Mundiales y Juegos Olímpicos. Ahora bien, falta una. Quizás la más especial: la dorada de unas Olimpiadas. Un sueño que podrá hacer realidad dentro de unos meses, cuando salte a la piscina para participar en sus cuartos Juegos, esta vez en París. Pero antes de empezar a centrar las miradas en esta cita, la barcelonesa atiende ElNacional.cat en su segunda casa, el Club Natació Sabadell, para reflexionar sobre la salud del waterpolo y del deporte femenino, repasar sus inicios y empezar a ilusionarse con sus cuartos Juegos Olímpicos.

¿Cómo fueron tus inicios en el Waterpolo?
Empecé a jugar a waterpolo y no sabía lo que era. Hacía cursillos de natación, en el club donde empecé, el Club Deportivo Mediterráneo, que está en Barcelona. Querían empezar a hacer un equipo de chicas desde categorías (inferiores). Sí que tenían primer equipo, pero categorías todavía no. El femenino era todo muy nuevo, había equipo de niños, pero de niñas no. ¿Y me dijeron, quieres probar el waterpolo? ¿Y dije, no sé qué es, pero por qué no? La verdad es que me enamoré desde el primer momento porque era un deporte de equipo, por las amistades, por la gente con quien lo compartía... Era muy bonito. Me gustaba más que la natación, que es individual, que estás tú misma.

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Laura Ester, en el CN Sabadell / Foto: Carlos Baglietto

Debe ser complicado para una niña pequeña iniciarse en un deporte minoritario como el waterpolo.
Cuando eres pequeña no piensas en eso. Nosotros empezamos que éramos un equipo todo de niñas, que empezábamos de cero y jugando contra equipos de niños que, evidentemente, llevaban más años que nosotros jugando. Además, eran más fuertes. Perdíamos de paliza. Y al final eso a veces te podía hacer pensar que no querías seguir jugando. Pero iba más allá del resultado. Nos lo pasábamos muy bien, la ilusión que teníamos para seguir aprendiendo, por seguir creciendo. Y poco a poco, estos resultados ya no eran tan abundantes. Después es cierto que ya se hizo una liga femenina y ya era todo muy diferente.

¿Cómo ha evolucionado la situación?
Cuando yo empecé solo había liga femenina a partir de juvenil, es decir con 16 años. Antes, era todo mixto. Ahora hay ligas catalanas de infantil, y equipos solo de niñas desde benjamines. Cuando lo veo, la verdad es que te alegra y te ilusiona. Hay gente que antes de nosotros ha estado abriendo camino, pero también me siento partícipe en esta historia. Yo empecé a jugar con 11 o 12 años, a que por ahora es considerado muy grande. Ahora empiezan con ocho. Con esta edad ya ves a niños y niñas por las piscinas con una ilusión y unas ganas que decimos en broma: "Ojalá viniéramos a entrenar con estas ganas a veces". Hay momentos que es complicado, piensas: ostras, ahora entrenar... pero ves a los niños y te contagian.

Y tú has participado de forma activa en este cambio con todos los triunfos que has alcanzado. ¿Cuál ha sido el más especial?
Siempre tengo muchas dudas con esta pregunta. Pero los que recuerdo con especial ilusión fueron los Juegos Olímpicos de Londres, por ser los primeros. Para nosotras ya fue un sueño poder vivir los primeros Juegos y, además, nos llevamos una medalla, que fue increíble. Después, el Mundial del 2013 en Barcelona, en casa, que lo ganamos y fue increíble poder vivirlo con nuestras personas, familiares, amigos...

Ahora bien, en el waterpolo y en muchos deportes minoritarios todavía falta mucho reconocimiento...
Hemos crecido un poco, pero todavía no es suficiente. Yo siempre me quejo y lo seguiré haciendo hasta que no conseguimos igualarnos un poco. Mi trabajo es intentar que este deporte crezca. Es verdad que cuesta que se hable de los deportes minoritarios, y sobre todo de la sección femenina. Con la selección española hace diez años que estamos arriba de todo. Europeos, Mundiales, Juegos Olímpicos... y todavía cuesta que se hable de nosotros. Somos conscientes de que tenemos que crear la noticia para que se hable de nosotros, pero muchas veces la creamos y sigue sin pasar.

Y crear la noticia es...
Ganar. Está claro que si no ganas medalla, un Europeo o un Mundial no se habla de nosotros. El año pasado ganamos a un europeo, el segundo consecutivo, y se ha hablado poco. La temporada pasada ganamos la sexta Champions, que se dice fácil, pero son seis Champions en 11 o 12 años. ¿Cuántos equipos han ganado eso? Y con muchas jugadoras, tres o cuatro, que las hemos ganado las seis. Nosotros lo normalizamos, pero cuando te paras a pensar...

¿En qué crees que es debido eso?
Yo siempre me hago la misma pregunta: ¿la gente no se interesa deportivamente porque los diarios no crean las noticias, o los diarios no son polideportivos porque la gente no lo consume? Quizás si los diarios empezaran a ser más polideportivos, la gente acabaría siendo más polideportiva. ¿Es la prensa o son las personas a quien no los interesa? Al final esta es la duda. Posiblemente, a través de federaciones, se podría hacer alguna cosa más para seguir vendiendo estos deportes, en nuestro caso el waterpolo o el mundo de la natación. Aquí sí que se podría hacer alguna más.

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Laura Ester, antes de empezar un entrenamiento en el CN Sabdell / Foto: Carlos Baglietto

¿Sucede lo mismo en otros países?
El waterpolo, por todo el mundo, sobre todo el femenino, está prácticamente igual valorado, para decirlo de esta manera. Es cierto que el masculino en países balcánicos como Croacia, Serbia o Montenegro es espectacular. Todo el alboroto que se crea, las noticias que se generan... El verano pasado, por ejemplo, fue el Europeo en Croacia y la final la jugaron ellos, de chicos. Recuerdo estar en la piscina con la piel de gallina. La gente lo vivía mucho, tanto en la piscina como alrededor. Mucha gente se quedó fuera sin entrada. Todo lo que se genera es muy bonito de vivir y hay un punto de envidia sana. Ojalá pudiera pasar aquí también.

¿Hablas del deporte femenino, como has vivido el reciente caso de Rubiales con las jugadoras de la selección española? ¿Crees que os ayudará esta reivindicación?
Sí, es deporte y eso también hará crecer. Hará que la gente empiece a replantearse cosas, a ver a las deportistas de otra manera, hacer entender que nosotros también nos podemos reivindicar, que si vemos alguna cosa mal, ¿Por qué no decirlo? Fue un acto que todo el mundo vio, tenían que levantar la voz y tenían que quejarse. Lo que pasa es que ahora parece que el deporte femenino sea solo el fútbol. Evidentemente, ellas también se lo han ganado, tanto con el club, ganando Champions, como con la selección española, siendo campeonas del mundo. Es muy grande todo el que han hecho, pero hay veces que, como deportista, dices: "No solo está el fútbol". Igual que pasa con los hombres, con las mujeres sucede lo mismo. No solo está el fútbol, hay muchos otros deportes como el baloncesto, el balonmano... que estamos ganando y que no se habla tanto de nosotros.


Volvemos a los Juegos Olímpicos. ¿Qué ha cambiado desde tus primeros Juegos hasta ahora, que ya encaras los cuartos?
En los primeros vas sin saber qué son. Porque claro, por mucho que preguntes cómo son las sensaciones, qué es lo que te puedes encontrar, la gente siempre te dice que hasta que no lo vives no sabes exactamente qué explicar. Y una vez estás, ves que tenían razón. Hasta que no estás aquí no sabes las sensaciones que tienes y todo lo que rodea poder vivir unos Juegos. Fue increíble, llegar allí, verlo todo, intentar absorberlo todo para no olvidar nunca estas vivencias. Es una novedad y vaso con muchísima ilusión. Pero de cara a estos cuartos ya han pasado 12 años, muchos. Así y todo, la ilusión es la misma, es una competición que es el sueño de todo deportista y si queda tiempo espero poder vivir mis cuartos Juegos Olímpicos. No todo el mundo puede decir que ha vivido cuatro Juegos. Es una cosa muy grande que habla muy bien del waterpolo, del femenino en este caso. Con muchas ganas de disfrutar de otra gran competición.

¿Una anécdota de algunos Juegos?
Siempre decimos la misma. Han pasado años y cuando nos juntamos algunas siempre lo hablamos. Nuestro seleccionador, Miki Oca, antes de los partidos pide mucha concentración: no puede hablar nadie y tenemos que ir casi sin mirar a nuestra compañera, pensando solo en el partido. Y recordamos salir del edificio de la Vila Olímpica y encontrar a todos los jugadores de la NBA allí y fue como: ostras, no mires, no mires. Pau Gasol hablando conKobe Bryant y nosotros no nos lo creíamos. Íbamos a jugar las semifinales y pensábamos: mira el suelo y haz como si esto no ha pasado. Vamos a jugar, esperamos ganar y centradas en el nuestro.

¿Alguna cayó en la tentación?
No, no. Cabeza abajo y hacia el autocar.

Ahora ya eres una de las veteranas del equipo. ¿Cómo ayudas a las debutantes?
Es complicado intentar tranquilizar a las jugadoras. Yo soy muy nerviosa y después de 20 años todavía me pongo nerviosa a casi todos los partidos. También creo que eso es bonito, que te siga poniendo nerviosa, porque si no quiere decir que no te importa lo que estás haciendo. Pero es intentar anticipar y decirles lo que vivirán. No te puedes hacer a una idea de lo que será, pero para que no se lo encuentren todo de golpe intentamos, poco a poco, que controlen los nervios. Evidentemente, no les diremos: "No te pongas nerviosa". Pero sí que intentamos que gestionen estos nervios para que sean buenos y no malos.

¿Para ser portera hay que estar un poco loca?
A mí siempre me dicen: "Laura, tú eres la que menos loca está de todas". Pero sí que tienes que tener un punto de locura para ponerte en la portería y que seis tías te quieran chutar a reventar y no apartarte, sino que ir a por ella y decir: "No, no, tú quieres marcar gol, pero aquí no habrá gol o no te lo pondré fácil". No es una posición fácil, pero lo he acabado amando.

¿Qué diferencia hay entre cómo se prepara a una portera y una jugadora?
Si hablas con cualquier jugadora, te dirá que los porteros vivimos muy bien, que somos unos vividores porque no nadamos, porque no sé qué... Pero claro, yo siempre digo: "¿En los partidos, tengo que nadar?" Ya está, yo tendré que hacer piernas y tendré que dar saltos, pero no me pondré a nadar. Nos dicen que no hacemos nada. Es una lucha que ya la doy por perdida. Pero evidentemente, son entrenamientos muy diferentes.

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Laura Ester, entrenando durante la hora de físico antes de saltar a la agua / Foto: Carlos Baglietto

El waterpolo catalán vive un gran presente. ¿Cuáles son las claves de todos estos éxitos?
Tenemos la suerte de que los clubs catalanes tienen grandes instalaciones. Hay muchos clubs que apuestan por el waterpolo y entonces podemos crear una base desde bien pequeños. Por ejemplo, en el resto de España tienen muchos problemas con espacios en piscinas para poder entrenar. O entrenan en dos carriles todos juntos, o tienen que hacerlo de 10 a 12 de la noche. Todo eso hace más complicado que puedan ir creciendo. Yo no me puedo quejar, tengo la suerte de haber nacido aquí, que haya muchos clubs que apuesten por este deporte. Por eso se ha visto este desnivel entre clubs catalanes y el resto.

¿El futuro está garantizado?
Yo creo que sí. Se están haciendo muy bien las cosas. Lo más importante es que haya una base. Vayas donde vayas, en los clubs ves niños y niñas bien pequeños empezando a hacer waterpolo y eso hace que, año a año, vayan mejorando.

¿Finalmente, qué objetivo os proponéis para París?
Evidentemente que un deseo, un sueño, es el oro. A algunas es el único oro que nos falta y lo deseamos y lo queremos.

Ganar pasa por superar a los Estados Unidos, vuestro talón de Aquiles.
Los Estados Unidos tienen muy potencial. Pero sí que es verdad que algunas veces teníamos esta barrera mental que la tenemos que romper. Son un muy buen equipo, tienen grandes jugadoras, pero nosotros también y tenemos que salir al agua 0-0 y no 5-0 como otras veces. ¿Por qué no este próximo año?