El momento ha llegado. Leo Messi ha dicho adiós al Barça. Acompañado de la familia, sus compañeros de equipo y centenares de medios de todo el mundo, el argentino ha roto a llorar en medio de la rueda de prensa. Son una veintena de años en el club y, como él mismo ha explicado, despedirse no ha sido fácil.

Bajo el silencio de todo el Auditorio 1889, el futbolista que ha cambiado la historia del club azulgrana se ha mostrado visiblemente emocionado. Sólo entrar en la sala, Messi no ha podido contener las lágrimas. Incluso se ha girado para evitar que las cámaras grabaran su rostro en un momento tan duro. Después, ha cogido aire para empezar a hablar, pero los llantos lo han acompañado durante toda la rueda de prensa.

"No me sale nada, estoy bloqueado, es muy difícil, es muchos años, tengo mi vida aquí y no estoy preparado. No sé si podré hablar. En estos últimos días he estado pensando y dando vueltas a qué podría decir", ha avisado.

Messi, previsor, ya llevaba un pañuelo a la mano. Al acabar el discurso, ha recibido una grande ovación del público, que se ha levantado. Entonces, Messi se ha vuelto a hundir.

De hecho, fuentes próximas al futbolista ya habían explicado que estaba muy afectado por este despido. Cuando su padre, Jorge Messi, comunicó a su hijo la situación, el delantero entró en estado de choque.

Mar de lágrimas en el Auditorio

Pero Messi no ha sido lo único que ha llorado en este despido. A su familia y a sus compañeros de equipo también les ha sido inevitable reprimirse las lágrimas.

Un adiós muy agridulce

Después de un año en que había estado más a menos que dentro del club, todos los indicios apuntaban que se había obrado el milagro, ya que Messi ya le había comunicado a los suyos próximos que había decidido no moverse del Camp Nou. Dos años más al Barça, Mundial del Qatar y final de carrera en Miami. Esta era la hoja de ruta. Por eso, consciente de la mala situación económica del Barça, Messi también había aceptado una rebaja salarial.

Con su futuro decidido, a falta sólo que ambas partes consiguieran superar el famoso límite salarial impuesto por LaLiga, Leo Messi se fue a la Copa América, para agrandar su leyenda, y de allí en Miami y en Ibiza, esperando la semana del 2 de agosto para aterrizar en Barcelona, firmar su nuevo contrato y jugar el Gamper, la previa perfecta para el inicio de la nueva temporada. Messi, de hecho, no dudó a dejarse ver en su desplazamiento a Barcelona, mientras que su padre, Jorge Messi, también viajaba a la ciudad catalana para reunirse con Laporta para tratar, teóricamente, los famosos y definitivos flequillos.

Todo se empezó a tambalear con una noticia del diario Marca que informaba de que las cosas se habían torcido. Los rumores se dispararon y pasadas las 19.30h del jueves el FC Barcelona emitió el comunicado más helador que se recuerda. Leo Messi quiere seguir y el Barça que siga, pero el amor es imposible por un tema formal. El Barça no ha conseguido que el contrato de Messi cuadre con la normativa de LaLiga, por lo cual la inscripción del jugador es imposible en el campeonato. Hoy, finalmente, entre lágrimas, ha dicho adiós.