El FC Barcelona vive pendiente de la recuperación de Lamine Yamal, su gran estrella y referente ofensivo. El joven canterano, que arrastra una lesión en el pubis, trabaja a destajo con los servicios médicos y con un plan específico diseñado por el cuerpo técnico de Hansi Flick. Y en la mente del ‘10’ azulgrana hay una fecha marcada en rojo: el 1 de octubre, cuando el Barça se mide al Paris Saint-Germain en Montjuïc en un partido crucial de la Champions League.
Un objetivo personal
Lamine sabe que el duelo ante el PSG será un escaparate mundial. El canterano, a pesar de su juventud, es consciente de lo que representa esa cita: un enfrentamiento directo con uno de los gigantes de Europa y la oportunidad perfecta para reivindicarse como el jugador más determinante del panorama actual.

El talento azulgrana no quiere llegar simplemente a tiempo, sino en plena forma. Sabe que su impacto depende de estar al cien por cien, y por eso está siguiendo al detalle todas las pautas médicas y de preparación física.
Flick no quiere riesgos
En el cuerpo técnico, sin embargo, impera la prudencia. Flick sabe que forzar una lesión de este tipo puede tener consecuencias graves y prolongar los problemas. El técnico alemán considera a Lamine Yamal una pieza indispensable en su proyecto, pero no quiere hipotecar la temporada por un regreso prematuro.
De hecho, la decisión final dependerá de las sensaciones del jugador en los entrenamientos previos y de la evaluación médica. El objetivo es que Lamine llegue listo, pero sin precipitar pasos.
El vestuario alucina con su ambición
Compañeros como Pedri o Raphinha reconocen que la actitud de Lamine es admirable. A pesar de su corta edad, muestra una ambición desbordante y una profesionalidad que sorprende incluso a los veteranos.
Esa mentalidad ganadora ha sido clave en su explosión en el fútbol de élite y es la que ahora le impulsa a no perderse un partido que puede marcar la temporada.

Una cita con sabor especial
El choque ante el PSG no solo tiene trascendencia deportiva. También se percibe como una especie de examen que puede situar al Barça en la élite europea de nuevo. Y Lamine lo sabe. En Montjuïc, con la Champions como escenario, quiere dar un golpe sobre la mesa y confirmar que está llamado a ser la gran estrella del presente y del futuro.
El camino hasta entonces será exigente, pero la determinación de Lamine Yamal es total. El 1 de octubre no es una fecha más: es el día en que quiere demostrar al mundo que, pese a su juventud, ya es el mejor.