Lamine Yamal, a pesar de su juventud, habla en el campo como pocos. El extremo de la cantera azulgrana, convertido ya en una de las grandes referencias ofensivas del Barça, tiene muy claro que Robert Lewandowski debe ser indiscutible en el once de Hansi Flick. El polaco sigue siendo un delantero diferente, un futbolista con un instinto goleador que no tiene réplica en la plantilla y cuya jerarquía es fundamental para el crecimiento del proyecto.
El entendimiento, clave en ataque
En el vestuario, y especialmente en el ataque, todos son conscientes de que Lewandowski marca diferencias. Lamine lo sabe de primera mano: el entendimiento entre ambos por la derecha ha sido un recurso ofensivo letal en muchos partidos. A eso se suma la buena conexión que mantiene también con Raphinha, conformando un tridente que se complementa a la perfección. El polaco fija a los centrales, abre espacios y siempre está preparado para aparecer en el momento decisivo.
Para un jugador como Lamine, que necesita compañeros con los que asociarse y aprovechar los huecos que genera su desborde, tener a Lewandowski delante es un lujo. La sensación en el vestuario es unánime: cuando el polaco está en el campo, el Barça ataca con otra dimensión.
El hambre de siempre
Si algo define a Lewandowski es su obsesión por el gol. Incluso en partidos menos brillantes, el delantero nunca deja de intentarlo. Esa hambre competitiva es lo que Lamine quiere a su lado, porque sabe que un equipo que aspira a ganar todo necesita perfiles que nunca se conformen. Flick lo tiene claro: puede rotar en muchas posiciones, pero en la del ‘9’ no hay otro jugador con la misma fiabilidad.
La temporada pasada fue un ejemplo: en los momentos más complicados, cuando al equipo le costaba abrir partidos, Lewandowski apareció para desbloquear situaciones con su experiencia, su juego de espaldas y, por supuesto, su gol. Esa es la razón por la que el polaco sigue teniendo la confianza absoluta del vestuario.
Flick, alineado con su estrella
Aunque el técnico alemán es partidario de las rotaciones, también sabe que hay futbolistas que son intocables en partidos grandes. Lewandowski es uno de ellos. Flick aprecia no solo lo que aporta en ataque, sino también su capacidad de liderazgo y de transmitir calma en situaciones de presión.
Lamine, por su parte, no tiene dudas: quiere a Lewandowski en el once pase lo que pase. Para el joven crack, jugar con un delantero de esa categoría es un aprendizaje constante y una garantía de que el Barça siempre tendrá una referencia ofensiva de primer nivel.
El debate sobre la delantera está cerrado. Flick sabe que el polaco es vital, y Lamine lo confirma con su convencimiento: con Lewandowski en el campo, el Barça siempre juega con ventaja.