El Barça está incompleto. Puede ganar, puede competir, puede dominar… pero sin Raphinha no es el mismo equipo. Esa es la percepción dentro del vestuario y especialmente dentro de la cabeza de Lamine Yamal. El joven talento está creciendo, asumiendo responsabilidad y cargando el peso ofensivo del equipo, pero siente la ausencia del brasileño en cada ataque. En Brujas se evidenció de forma dolorosa: al Barça le faltó ese empuje, esa presión y esa chispa que siempre aparece cuando Raphinha está en el césped.

Lamine necesita a Raphinha. No por dependencia, sino por química futbolística. Con él a su lado, el campo se abre, las defensas se dividen y el Barça juega más vertical. Sin él, todo se vuelve previsible. Menos ritmo, menos agresividad, menos alma y mucha menos entrega y fe.

Raphinha es el corazón competitivo del equipo

Y es que el brasileño no solo desborda, contagia. Cuando está en el campo, arrastra al equipo hacia adelante. Corre para presionar, grita para ordenar, y se deja el alma en cada acción. Ese tipo de energía no se entrena: se tiene o no se tiene. En Brujas, el Barça tuvo ocasiones para ganar, pero faltó precisamente eso: alguien que se rebelara contra el resultado y empujara al equipo. Con Raphinha, el equipo no se deja llevar; se enfada, muerde, responde.

EuropaPress 6954687 raphinha of fc barcelona looks on during the spanish league liga ea sports
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Sin él, la banda derecha se queda muda. Lamine recibe el balón, pero con el doble de rivales encima. Sin Raphinha, no hay distracción, no hay espacio, no hay socorro. Lamine tiene el talento, pero no es justo pedirle a un Lamine, que todavía arrastra la publagia, que rompa un partido él solo y que lo remonte dos veces él mismo. La presencia del de Porto Alegre le da aire, le da libertad, le da oxígeno y empuje.

Lamine Yamal lo quiere de vuelta

De este modo, dentro del vestuario hay una sensación compartida: Raphinha es insustituible. Su ausencia no es solo un problema táctico, es emocional. Con él, el Barça juega a otra velocidad. Sin él, al equipo le falta alma. Y Lamine, aunque esté brillando, no quiere brillar solo: quiere competir, quiere ganar, quiere tener al socio que entiende cada una de sus carreras.

Así pues, Lamine Yamal solo pide una cosa: que Raphinha vuelva ya. Porque con él, el Barça recupera su identidad. Porque juntos, se potencian. Y porque cuando Raphinha está en el campo, el Barça no solo juega mejor… cree más en sí mismo y puede remontar partidos como la pasada temporada.