El FC Barcelona arrancó la Liga con un triunfo convincente por 0-3 en Son Moix ante el Mallorca, pero más allá del resultado, todas las miradas se centraron en un nombre propio: Lamine Yamal. El joven atacante, estrenando oficialmente el dorsal ‘10’, firmó un partido memorable que ha encendido todas las alarmas en LaLiga y en Europa. Con apenas 18 años, el canterano dejó claro que no le pesa la responsabilidad de llevar un número tan histórico y respondió con un recital: asistencia y golazo para liderar al equipo en el debut liguero.
Un MVP que asusta
El partido sirvió para confirmar lo que se intuía en pretemporada. Lamine no solo está preparado para ser titular en el Barça, sino que puede convertirse en el jugador diferencial de la temporada. Su capacidad de desborde, su calidad en el uno contra uno y la facilidad con la que interpreta el juego lo convierten en un futbolista único. En Son Moix se divirtió, desequilibró y fue decisivo, demostrando una personalidad impropia de su edad.

El vestuario lo sabe, y Flick también. El técnico alemán ya había dejado entrever en sus declaraciones que el de Mataró iba a ser fundamental en su proyecto, pero la actuación de ayer refuerza todavía más esa idea. El Barça tiene un líder ofensivo que, pese a su juventud, juega como si llevara diez años en la élite. Y en un equipo que busca revalidar el título de Liga y dar un paso adelante en Europa, tener a un jugador de este calibre es una garantía absoluta.
El impacto mediático de Lamine es inmediato. Tras el partido, las redes sociales estallaron con elogios al joven atacante, y los medios internacionales ya lo señalan como el próximo gran fenómeno mundial. No es para menos: marcar un golazo y repartir una asistencia en tu primer partido oficial con el dorsal de Messi no está al alcance de cualquiera. Lamine no solo no se arruga, sino que parece crecer con la presión.
Lamine eleva el techo del Barça
En clave de futuro, la exhibición en Mallorca también lanza un mensaje claro a los rivales: este Barça tiene un arma que puede ser determinante en todos los escenarios. Con jugadores como Lewandowski, Dani Olmo o Raphinha a su alrededor, Lamine tiene un ecosistema ideal para explotar todo su talento. Si mantiene este nivel, el Barça no solo es favorito para revalidar la Liga, sino que puede aspirar con garantías a pelear por la Champions.

El club, por su parte, ya se frota las manos. La apuesta por blindar al jugador con una cláusula millonaria fue un movimiento estratégico que ahora cobra todo el sentido. Lamine Yamal ya no es solo una promesa, es una realidad que marca diferencias y que apunta a ser la cara visible del proyecto azulgrana en la próxima década.
Lo de Mallorca puede ser solo el principio. El 10 del Barça ha encendido todas las alarmas: estamos ante un fenómeno mundial dispuesto a cambiar el presente y el futuro del fútbol.