En el vestuario del FC Barcelona no se habla de otra cosa: Lamine Yamal ha vuelto como un auténtico ciclón. El joven canterano ha regresado de sus vacaciones con un nivel físico y técnico que ha dejado con la boca abierta tanto al cuerpo técnico como a sus propios compañeros. Si bien su verano estuvo marcado por momentos de descanso, fiestas y una agenda social activa, en el club temían que eso pudiera afectarle en su regreso. Pero la realidad ha sido todo lo contrario.
Preparado para la nueva temporada
Lamine ha vuelto más fuerte, más rápido y más comprometido que nunca. Desde el primer entrenamiento de pretemporada, el extremo ha mostrado una intensidad y una madurez impropia de su edad. El mensaje que ha lanzado es claro: quiere ser uno de los líderes del equipo desde ya y no está dispuesto a ceder ni un milímetro de protagonismo.
Fuentes internas del vestuario aseguran que los propios preparadores físicos están sorprendidos por su estado. “Está como un toro”, se ha escuchado en los pasillos de la Ciutat Esportiva. Su velocidad, su capacidad de desequilibrio y su lectura de juego han mejorado aún más respecto al curso pasado, y Flick está encantado con su actitud en estas primeras sesiones.
La alarma que se enciende en el Barça no es de preocupación, sino de advertencia: con Lamine a este nivel, será prácticamente imparable. El club lo sabe, y por ello se están extremando los cuidados tanto físicos como mentales. No quieren quemarlo, pero son conscientes de que si el canterano mantiene este rendimiento, será muy difícil dejarlo fuera de cualquier once titular.
Además, su sintonía con Rashford, recién llegado, ha sido inmediata. El inglés ya ha expresado su asombro por el talento del joven extremo y está convencido de que juntos pueden formar una dupla letal por las bandas. Ambos tienen características complementarias y la química parece estar surgiendo de forma natural.
En la plantilla hay un consenso claro: Lamine ha dado un salto adelante en todos los sentidos. Su crecimiento no es solo futbolístico, también mental. Quiere demostrar que no es una promesa más, sino una realidad ya consolidada y con potencial para marcar una época.
Flick, por su parte, prepara un sistema que le permita seguir explotando su talento sin sobrecargarlo. Pero con el nivel que está mostrando, será muy difícil contenerlo. El Barça sonríe: Lamine Yamal ha vuelto y está listo para romperla.