El FC Barcelona ha vuelto al trabajo con energías renovadas y un objetivo claro: llegar al 100% al inicio de la exigente temporada 2025/26. En este contexto, hay un jugador que ha dejado boquiabierto al vestuario en los primeros días de trabajo: Robert Lewandowski. El delantero polaco, que cumplirá 37 años en agosto, ha regresado de las vacaciones en un estado físico que ha sorprendido incluso a los más jóvenes del equipo, como Lamine Yamal.
Lamine no ha ocultado su asombro al ver cómo Lewandowski ha vuelto a los entrenamientos con una forma física prácticamente perfecta, mostrándose rápido, fuerte y con una intensidad propia de un futbolista en plena juventud.

Ejemplo para los más jóvenes
Lewandowski ha vuelto a demostrar por qué es un profesional de primer nivel. Durante las vacaciones, no ha dejado de entrenar por su cuenta: sesiones de gimnasio, carrera continua, ejercicios de alta intensidad y una dieta milimétrica que le ha permitido llegar a la Ciudad Deportiva mejor incluso que como terminó la pasada temporada. Su compromiso ha sido total, y su forma física actual lo coloca como uno de los jugadores más preparados del grupo.
Este nivel de autoexigencia ha servido como ejemplo para los más jóvenes de la plantilla, que han podido comprobar de primera mano lo que significa vivir por y para el fútbol. En el cuerpo técnico, Hansi Flick se ha mostrado encantado con la actitud del polaco, a quien conoce muy bien de su etapa en la Bundesliga, y valora especialmente su influencia positiva sobre figuras emergentes como Lamine, Gavi o Fermín.

Con ganas de reivindicarse
Lewandowski quiere que esta temporada sea la de su reivindicación definitiva en el Barça. El delantero se ha propuesto ser clave en la segunda temporada de Flick. Sabe que hay competencia en ataque y que el club busca reforzarse con al menos un delantero, pero él no está dispuesto a dar un paso al lado.
A pesar de su edad, Lewandowski está decidido a seguir marcando diferencias. Su físico responde, su motivación está intacta y su ambición sigue siendo máxima. Y en el vestuario, Lamine Yamal y compañía ya lo han notado: el líder de la delantera culé ha vuelto como una auténtica bestia.