El Balón de Oro entregado ayer dejó un sabor agridulce en el entorno del FC Barcelona. El premio fue a parar a manos de Ousmane Dembélé, mientras que Lamine Yamal quedó en la segunda posición. Un reconocimiento enorme para un futbolista de solo 18 años, pero que al mismo tiempo ha despertado en él una ambición desbordante: quiere más, quiere ser el mejor y ya se ha marcado un reto muy concreto en el calendario.
El estímulo del Balón de Oro
Quedar a las puertas del Balón de Oro no ha sido una decepción, sino todo lo contrario. Para Lamine Yamal ha supuesto un estímulo. Su entorno asegura que el joven canterano del Barça está más motivado que nunca y que ha recibido este resultado como una señal de que el mundo ya lo reconoce como uno de los grandes talentos del fútbol actual. Y ahora, más que nunca, está decidido a demostrar que puede dar un paso más para estar en lo más alto.
Recuperación a contrarreloj
El gran objetivo de Lamine es claro: estar al 100% el próximo 1 de octubre para el choque contra el PSG en Montjuïc, un partido que se presenta como una auténtica final anticipada en la Champions. El joven crack se recupera de su lesión en el pubis y trabaja sin descanso para llegar en las mejores condiciones. El cuerpo técnico es cauto, pero el futbolista está convencido de que podrá ser titular en una cita que puede marcar un antes y un después en su carrera.
El contexto no podría ser más especial. Dembélé no estará disponible por lesión, lo que deja a Lamine Yamal como el gran foco ofensivo por las bandas. El Barça sabe que el talento del joven extremo será clave para abrir defensas y marcar diferencias en un escenario tan exigente como el europeo. Será, además, una ocasión para que Lamine demuestre frente a los ojos del mundo por qué muchos ya lo consideran el jugador más determinante de su generación.
Flick confía plenamente
Hansi Flick, consciente de la importancia de Lamine, ha diseñado un plan de recuperación junto al cuerpo médico. La intención es que llegue al partido ante el PSG con ritmo competitivo, aunque sin forzar. El alemán lo considera pieza esencial en su proyecto y está convencido de que será determinante en las grandes noches.
El Balón de Oro se escapó por poco, pero Lamine Yamal ya tiene su nueva meta: brillar ante el PSG el próximo 1 de octubre. Motivado, con ansias de reivindicación y con la ambición de convertirse en el mejor, el canterano acelera su recuperación. Si lo consigue, puede ser el inicio de una era en la que no solo luche por el Balón de Oro, sino que lo conquiste varias veces.