El verano pasado fue uno de los más trágicos que se recuerdan en el Barça. Obviamente, la salida de Leo Messi fue lo que más daño hizo a la afición, pero tampoco hay que olvidar que perdieron a Antoine Griezmann. Los fichajes que llegaron no ilusionaron a nadie, y para colmo, tampoco hubo un cambio de entrenador, que es lo que pedía la mayoría de la gente. Joan Laporta buscó alternativas, pero no encontró ninguna, y tuvo que dar una nueva oportunidad a Ronald Koeman.

Precisamente, el neerlandés fue señalado por su política de contrataciones, ya que quería traer a un gran número de compatriotas, a pesar de que muchos no parecían tener el nivel necesario. Uno de los ejemplos más claros es Luuk de Jong, cuya llegada no entendió prácticamente nadie, y que fue muy criticado durante sus primeras semanas. Eso si, al final ha acabado siendo importante, y ha tenido bastante continuidad con Xavi Hernández.

Se ha convertido en un revulsivo de lujo, y ha marcado goles que han dado muchos puntos. Aún y así, es una evidencia que no tiene las condiciones necesarias para jugar en el Camp Nou, y por esa razón no tienen en mente quedárselo en propiedad más allá de junio, momento en el que expira su cesión, y regresará al Sevilla. Y lo más doloroso es saber que pudieron firmar a otro delantero centro, que no era el ex de Borussia Mönchengladbach, Newcastle United, Twente o PSV Eindhoven.

Porque Laporta estudió detenidamente la idea de contratar los servicios de Patrick Schick, quien fue una de las revelaciones de la pasada Eurocopa, en la que acabó entre los máximos anotadores. Venía de hacer una temporada decente en el Bayer Leverkusen, y podían ficharlo a cambio de un precio bastante aceptable, pero Koeman no quiso saber nada. Prefería mucho antes a De Jong, un error que puede salirle muy caro al Barça.

Patrick Schick Bayer Leverkusen Europa Press
Patrick Schick/ Europa Press

Porque ahora la entidad alemana pediría mucho más dinero por el internacional con la selección de la República Checa, que ha hecho un año para enmarcar, y se ha convertido en uno de los mejores del planeta en su demarcación.

No negociarán por menos de 80 millones de euros

80 millones de euros es la tasación que desde el BayArena han puesto a una de sus grandes estrellas. Y lo cierto es que está justificado que pidan eso, pues no hay más que ver sus números, que son impresionantes, para darse cuenta de que es un jugador ‘top’, y que aún tiene margen de mejora, pues tiene 26 años.

24 goles y cinco asistencias en 27 partidos de la Bundesliga son las estadísticas de Schick, que ya había estado en Alemania previamente, en calidad de préstamo en el RB Leipzig.

El Barça ya no tiene opciones de firmarlo.