Vivir sin Leo Messi es prácticamente imposible. El Barça lo ha intentado durante casi una hora en un partido que vale un billete para los octavos de final de la Champions League. Y como primero de grupo. El empate sin goles -y con poco fútbol- contra la Juventus de Turín supone alargar hasta los 18 partidos la racha de imbatibilidad de los blaugrana.

Paulinho no es Messi

Ernesto Valverde tenía en la cabeza la última visita del Barça a Turín. Aquella goleada hirió sensibilidades. A propios y extraños. Valverde, desde Bilbao, vio cómo el equipo empequeñecía hasta desaparecer. El 3-0 supuso una lección y hoy ha querido cuidarse en salud, protegiendo el medio del campo. El descanso de Messi y la entrada de Paulinho modificaban un esquema que pasaba al 4-4-2, con Luis Suárez y Gerard Deulofeu como delanteros.

Resultado por encima de juego. El Barça ha seguido la misma tónica de los últimos partidos y Ter Stegen ha vuelto a convertirse en el mejor aliado de Valverde, evitando el 1-0 de Douglas Costa. La Juventus, con más delanteros que voluntad de atacar, se centraba en proteger el área del veterano Gianluigi Buffon, un espectador. Paulinho era la arma más afilada del Barça en ataque pero no en la creación. El brasileño se cortocircuita cuando tiene tiempo y metros para pensar. Y es válido cuando se descuelga desde la segunda línea.

El Barça acusaba la baja de Messi. La pelota pasaba por los futbolistas sin ningún tipo de intención ni profundidad. La posesión, completamente estéril, no creaba ninguna fisura en el sistema defensivo de la Juventus.

Un palo y poco más

Como en las últimas jornadas, el equipo ha estado a punto de cantar bingo sin haber hecho línea. Una falta muy lejana de Ivan Rakitic se ha convertido en la mejor ocasión de la primera parte. El disparo del croata se ha ido envenenando para acabar estrellándose en el palo de la portería de Buffon. Esto, sin embargo, no ha espoleado al Barça, que seguía buscando a Suárez sin encontrarlo.

Gerard Piqué y Samuel Umtiti no pasaban problemas en defensa porque esta Juve no es la del año pasado. Las piernas no respondían a la cabeza y Paulo Dybala no parece aquel jugador destinado a sentarse en la mesa de Messi y Cristiano. Sin embargo, los italianos, más por empuje que por fútbol, han acabado mejor la primera parte, asediando el área de Ter Stegen.

Deulofeu no entendía su rol en defensa y enervaba a Valverde, desesperado en la banda. El extremo no seguía al lateral Alex Sandro y condenaba a Nélson Semedo a perseguir sombras. El 0-0 al descanso se ajustaba como anillo al dedo al juego de los dos equipos.

Messi da miedo

Suárez ha intentado romper la monotonía del empate con un lanzamiento de falta que ha rozado la escuadra de la portería de la Juventus. Valverde ha podido contener a Messi hasta el minuto 55. El '10' ha entrado, entre aplausos, sustituyendo a un Deulofeu que ha vuelto a desperdiciar otra oportunidad.

La ascendencia de Messi sobre los rivales es única. La Juve, cohibida, ha centrado esfuerzos y ayudas en tapar las carreras del argentino, que ha empezando arrancando desde el medio del campo. Una falta lo ha hecho entrar en calor y Allegri ha movido el banquillo. Un pase suyo, a la espalda del lateral, ha dejado solo a Digne delante de Bufffon. Al defensa francés le han temblado las piernas cuando ha buscado a Suárez para regalarle el gol. El Barça olía sangre, pero era incapaz de encadenar ocasiones claras.

Los últimos minutos sólo han servido para ver la ovación de la afición de la Juventus a Andrés Iniesta y otra parada salvadora de Ter Stegen. El Barça, sin hacer ruido, avanza con paso firme en la Champions y afrontará la visita del Sporting de Portugal al Camp Nou sin ningún tipo de presión.