El FC Barcelona ha avanzado con paso firme en este mercado de fichajes. Tras cerrar las incorporaciones de Joan García en la portería y de Marcus Rashford en ataque, el club azulgrana centra ahora todos sus esfuerzos en la operación salida, con nombres como Oriol Romeu, Christensen o Iñaki Peña en la rampa de salida. Sin embargo, Joan Laporta y Deco no han dicho su última palabra.
En las últimas reuniones de planificación deportiva, presidente y director deportivo han acordado que si las ventas se concretan en las próximas semanas, el club lanzará un último bombazo en agosto. La prioridad está clara: fichar un lateral, preferiblemente derecho, que complete la defensa y ofrezca más garantías a Hansi Flick.

Aunque Jules Koundé ha rendido a un nivel altísimo en esa posición, el técnico alemán considera que el equipo necesita más recursos defensivos para afrontar con ambición todas las competiciones. Además, si el francés regresa al eje de la zaga —como es su deseo personal—, será necesario contar con un lateral natural que pueda ocupar esa banda.
Uno de los nombres que ha vuelto a la mesa es el de Denzel Dumfries, internacional neerlandés del Inter de Milán. Su cláusula de rescisión es de 25 millones de euros, una cifra asumible si se producen las salidas necesarias. No obstante, esa cláusula expira el 31 de julio, por lo que si el Barça quiere lanzarse a por él, tendrá que hacerlo con rapidez.

Laporta y Deco coinciden en que reforzar el lateral es clave para dar por cerrada la plantilla. La llegada de Rashford ha reforzado el ataque, y la portería queda bien cubierta con Joan García, pero la defensa sigue siendo un área sensible. Con Alejandro Balde a buen nivel, y Gerard Martín o Jofre Torrents como suplentes, el lateral izquierdo también podría ser una opción para reforzarse.
En cualquier caso, todo dependerá de la capacidad del Barça para cerrar ventas en las próximas semanas. Si eso se logra, el mes de agosto podría traer una última gran noticia para el barcelonismo. Flick lo ha pedido, Deco ya mueve hilos, y Laporta está dispuesto a dar otro golpe sobre la mesa si las condiciones lo permiten.