La gira asiática del FC Barcelona ha traído más que minutos de preparación y pruebas tácticas. También ha servido para tomar decisiones importantes sobre el futuro de varios jugadores, y uno de los nombres que ha experimentado un giro inesperado es el de Andreas Christensen.
El central danés estaba en la lista de transferibles y se le buscaba salida ante la necesidad del club de hacer caja. Sin embargo, su rendimiento ante el Vissel Kobe ha hecho que Hansi Flick reconsidere su situación. Christensen mostró solidez, liderazgo y compromiso en el centro de la zaga, lo que le ha hecho ganar enteros ante los ojos del técnico alemán.
Eric García cambia de rol y todo se mueve
Una de las claves de este giro es el nuevo rol de Eric García. El catalán ha estado entrenando como lateral derecho y apunta a ser el principal recambio de Koundé en esa posición. Esto libera un hueco en el eje central de la defensa que Christensen podría ocupar de forma habitual.
La idea inicial del cuerpo técnico era dar salida al danés para liberar masa salarial y apostar por la juventud de Cubarsí y Eric García como centrales de rotación. Pero el buen rendimiento de Christensen y el cambio de posición de Eric cambian el escenario.
Ahora, Flick lo ve como el cuarto central ideal, por detrás de Cubarsí, Iñigo Martínez y Ronald Araujo, y por delante de otros jugadores del filial que todavía deben foguearse. La confianza del técnico ha sido decisiva para que el club frene las negociaciones de salida que se habían iniciado con varios clubes europeos.
Un fichaje inesperado para el nuevo proyecto
Christensen llegó libre del Chelsea y siempre ha sido valorado por su fiabilidad y buena salida de balón. Aunque no ha tenido un papel estelar, su perfil encaja perfectamente en la idea de Flick, que prioriza el control del juego desde la defensa.
Su continuidad no solo refuerza la plantilla a nivel deportivo, sino que evita la necesidad urgente de fichar otro central en este mercado, algo que el Barça no tenía previsto presupuestariamente.
Así, mientras otras ventas como la de Oriol Romeu o Iñaki Peña siguen sobre la mesa, Christensen gana tiempo y crédito para quedarse en el Barça. Lo que parecía una despedida segura se ha transformado en una segunda oportunidad para consolidarse bajo el proyecto de Flick. La gira asiática, una vez más, está siendo decisiva en la planificación del equipo.