El Barça ya mira hacia el próximo gran reto de la temporada: la ida de semifinales de Champions contra el Inter de Milán, que se disputa este miércoles en Montjuïc. En el vestuario azulgrana, los pesos pesados como Gavi, Raphinha o Ter Stegen tienen clara la consigna: hay que dejar la eliminatoria encarrilada en la ida.
La confianza es máxima tras conquistar la Copa del Rey ante el Real Madrid en un partido épico, pero el equipo de Hansi Flick sabe que no puede confiarse. El Inter llega en su peor momento, tras encadenar tres derrotas consecutivas, mientras que el Barça aterriza en la semifinal en plena euforia, con el objetivo de aprovechar el buen momento anímico.
Hacer sangre en Montjuïc
El mensaje en el vestuario es muy claro: hay que hacer sangre en Montjuïc. Gavi, Raphinha y el resto de líderes del equipo creen que un resultado amplio podría ser decisivo para viajar a Italia con la tranquilidad necesaria para afrontar la vuelta. El Inter, a pesar de su prestigio y experiencia en Europa, atraviesa una crisis de juego y resultados que los azulgranas quieren aprovechar al máximo.
Flick ya ha trasladado a los suyos que no se puede especular. Desde el minuto 1 hasta el 90, la idea es ir a por todas, sin conceder un solo metro al rival. Presión alta, ritmo alto y verticalidad. Esas son las claves que el técnico alemán ha repetido una y otra vez en los últimos entrenamientos.
El cansancio no será excusa
Es cierto que la final de Copa ante el Madrid fue durísima físicamente, con una prórroga intensa que dejó a varios jugadores tocados. Sin embargo, en el vestuario del Barça nadie quiere hablar de cansancio. La oportunidad de meterse en una final de Champions League lo compensa todo.
Flick hará alguna rotación puntual, pensando en la gestión de esfuerzos, pero la base del equipo será la misma que ganó la Copa. Con Lamine Yamal en estado de gracia, Pedri manejando los tiempos en el centro del campo, y Ferran Torres consolidándose como un '9' fiable, el Barça quiere imponer su ley.
Una oportunidad histórica
Clasificarse para la final sería un impulso brutal para el proyecto de Flick en su primer año, pero también para la directiva de Joan Laporta, que busca consolidar el crecimiento del club a nivel deportivo y económico. En el vestuario lo saben: es ahora o nunca.
Gavi, Raphinha y los capitanes ya han transmitido el mensaje a los más jóvenes: hay que salir a morder desde el primer balón. No se puede regalar ni un segundo de partido ante un rival que, pese a su mal momento, sigue teniendo jugadores capaces de desequilibrar si se les da aire.
El miércoles en Montjuïc no será un partido más. Será una declaración de intenciones. Y el Barça de Flick está preparado para dar el primer golpe.