El estreno liguero del Barça dejó un sabor agridulce en el cuerpo técnico. El 0-3 ante el Mallorca permitió sumar los tres primeros puntos, pero Hansi Flick no salió nada satisfecho con la actuación de los suyos. La victoria, condicionada por la expulsión de dos jugadores bermellones antes del descanso, se tradujo en una segunda parte jugada a medio gas, con desconexiones preocupantes y una intensidad que no se correspondía con lo que exige un entrenador que no tolera la relajación.
Flick quiere máxima exigencia
Flick, que siempre ha defendido la calidad de la plantilla heredada de Xavi Hernández, insiste en que el éxito depende de algo más que talento: la actitud y la presión constante son innegociables. En Son Moix, el alemán detectó fallos graves en las transiciones, pérdidas de balón evitables y una falta de ambición a la hora de cerrar el partido con una goleada. Ese comportamiento le recordó fantasmas que ya vivió en el Bayern: tras el sextete, el equipo bávaro perdió el hambre competitivo y acabó firmando una temporada decepcionante en Europa. Flick no quiere que el Barça repita ese guion.
El mensaje a sus jugadores fue contundente: quien no esté dispuesto a darlo todo se quedará fuera del once. Y no es una advertencia vacía. El técnico ya demostró la temporada pasada que no le tiembla el pulso a la hora de tomar decisiones drásticas, y su idea para este curso es clara: presión alta, línea defensiva adelantada y máxima exigencia en cada acción. “Si jugamos al 50 o 60 por ciento, no llegaremos a ninguna parte”, advirtió tras el encuentro.
El enfado de Flick no solo responde al partido contra el Mallorca. Durante la pretemporada ya se le vio preocupado. La gira veraniega, marcada por viajes incómodos, instalaciones que no convencieron al cuerpo técnico y la casi suspensión del primer amistoso, dejó al entrenador visiblemente molesto. Deco tuvo que intervenir personalmente para calmar los ánimos. A ello se suma el eterno problema de las inscripciones, que sigue generando tensión en la plantilla. Flick ha mostrado su incomprensión: considera que un club como el Barça no puede permitirse estas incertidumbres a pocos días del inicio de la competición.
Aun así, el alemán mantiene la confianza en el proyecto. No ha pedido fichajes de urgencia y está dispuesto a recurrir a la cantera si es necesario. Lo único que exige es compromiso absoluto. Sabe que este Barça, con su mezcla de jóvenes talentos como Lamine Yamal, Gavi o Fermín y la experiencia de jugadores como Lewandowski o De Jong, tiene potencial para ganarlo todo. Pero ese potencial solo se materializará si la intensidad es máxima desde el primer minuto hasta el último.
El aviso ya está lanzado: Flick no permitirá que nadie baje los brazos ni un segundo. El alemán cree que LaLiga puede decidirse en la primera vuelta y que cada punto cuenta. La Champions, con gigantes reforzados como City, Liverpool, Madrid o PSG, exigirá todavía más. Por eso, en Mallorca se vio menos un triunfo que un toque de atención. El Barça tiene plantilla para volar, pero Flick exige despegar ya.