Xabi Alonso llegó con un claro objetivo en mente, que era imponer un nuevo y estricto código de conducta en el vestuario del Real Madrid. Quería acabar con los privilegios que tenían algunos miembros de la plantilla, y ganarse el respeto de los jugadores, para que no le sucediera lo mismo que a Carlo Ancelotti. Su idea era convertirse en el líder del equipo, y emular a José Mourinho, uno de sus referentes, y uno de los entrenadores que más le han enseñado.
Y así lo hizo durante las primeras semanas. No tuvo ningún problema a la hora de apostar por la meritocracia a la hora de hacer las alineaciones, y se pudo comprobar claramente en el Mundial de Clubes. Gonzalo García, pese a su inexperiencia, jugó prácticamente todo, por delante de compañeros mucho más contrastados como Rodrygo Goes o Brahim Díaz. Y no tuvo ningún tipo de problema a la hora de castigar a los futbolistas que no tuvieran un buen comportamiento, o una buena actitud.
Es el caso de Vinícius Júnior, que fue suplente hasta en tres ocasiones, o también de Fede Valverde, que se quedó sin jugar contra el Kairat Almaty en la Champions League. El motivo fue que se negó a ocupar la demarcación de lateral, y en rueda de prensa se encargó de recordar que no había nacido para ser defensa, y que donde más cómodo se encuentra es en el centro del campo. Unas declaraciones que cuestionaban la autoridad y las decisiones del mánager de Tolosa, que se mostró muy enfadado.

Pero se ha visto obligado a rectificar. Como han explicado en el diario ‘Sport’, la presión de la afición, de los capitanes del Madrid e incluso de Florentino Pérez, han provocado que Alonso tenga que cambiar su metodología, por culpa de las quejas. Y así se ha comprobado con futbolistas como el ex del Flamengo, que ha seguido siendo indiscutible en las alineaciones, aunque se encuentre lejos de su mejor versión, y haya tenido varios actos de indisciplina.
El más evidente de todos fue hace un par de semanas, en el Clásico, cuando se marchó directamente al túnel de vestuarios cuando fue sustituido, y no saludó ni a Xabi ni a Rodrygo Goes. Un comportamiento que se merecía un castigo, pero que no ha llegado en ningún momento.
Alonso cambia el discurso
Y Alonso también ha aparcado la meritocracia, pues sigue alineando a los jugadores con más influencia en el vestuario del Santiago Bernabéu, y no los que están más en forma.
Esto explica las pocas oportunidades que han tenido los menos habituales, como Fran García, Dani Ceballos o Endrick.