Catorce aficionados del Espanyol han aceptado una pena de dos años de cárcel por haber atacado a los Mossos de Esquadra en un partido contra el Barça en marzo del 2014. La pena se sustituirá por tres años de alejamiento de cualquier partido de fútbol, del estadio de Cornellà-El Prat, y también el seguimiento de un curso de prevención de comportamientos violentos.

Los hechos sucedieron al finalizar el partido del 29 de marzo entre los dos equipos barceloneses, cuando en un palco privado del estadio del conjunto perico se celebró un gol de penalti de Messi y varios aficionados blanquiazules habrían intentado acceder a la zona restringida. Los incidentes se trasladaron al exterior donde los Mossos se tuvieron que enfrentar a unos 3.000 aficionados con una "actitud hostil".

Siete agentes resultaron heridos leves, tres vehículos policiales sufrieron daños y un coche particular también, además de desperfectos en el mobiliario urbano y pintadas en la fachada de un domicilio, todo valorado en unos 9.500 euros. Algunos alborotadores tiraron objetos contundentes como piedras contra los policías, en más de dos contenedores, una mesa y un palo, entre otros. Los Mossos de Esquadra identificaron a decenas de aficionados sospechosos y han llegado a juicio un total de 14.

Inicialmente, la fiscalía y la Generalitat, como acusación particular, pedían penas bastante altas, pero después de dos intentos de conciliación, han rebajado las peticiones a un año de prisión por desórdenes públicos para los 14 procesados, seis meses de prisión por atentado a la autoridad contra uno de los aficionados, y un año de prisión por atentado agravado contra los otros 13.

Para rebajar la condena, aceptada públicamente por los investigados, han tenido que pagar más de 20.000 euros en total de responsabilidad civil, cosa que se ha tenido en cuenta como atenuante, además de las dilaciones indebidas que ha tenido el proceso judicial. La Generalitat ha retirado su acusación por daños a los vehículos policiales. La pena también incluye la prohibición de acercarse en campos de fútbol, incluido el del Espanyol, durante cuatro años.

Después que los 14 acusados aceptaran los hechos y las penas ante la jueza, la fiscalía ha pedido suspender su cumplimiento durante tres años con tres condiciones: no delinquir, no acercarse a ningún partido de fútbol ni al estadio de Cornellà-El Prat y seguir un programa de prevención y tratamiento de los comportamientos violentos que imparte la Consejería de Justicia. Uno de los condenados no podrá ver a su hijo de 10 años jugar a fútbol mientras dure la suspensión.

En caso de que incumplan alguna de las tres condiciones, podrían incurrir en un delito de ruptura de condena y, además, pasarían a cumplir la pena principal, que supone el ingreso en la cárcel. Se da la circunstancia que tres de los condenados ya tenían antecedentes por otros delitos no relacionados con estos hechos, y que algunos de ellos tenían vinculaciones con grupos ultras.