La derrota del FC Barcelona en Londres ha abierto más frentes de los que se esperaban. No solo se habla del nivel competitivo, de los errores individuales o del planteamiento fallido. También se mira hacia dentro, hacia las decisiones de Hansi Flick, que han generado sorpresa, malestar y un creciente desconcierto en el vestuario. Entre los futbolistas más señalados por estas dinámicas está Dani Olmo, uno de los jugadores que, según varias voces internas, está recibiendo el peor trato del técnico alemán.

La visita a Stamford Bridge era un examen de máxima exigencia. El Barça llegaba con la obligación de sumar para seguir vivo en la lucha por el TOP-8 de la Champions League. Flick decidió apostar por una alineación conservadora y un centro del campo inédito, compuesto por Eric García, Frenkie de Jong y Fermín López. Una propuesta más defensiva de lo habitual y que dejó en el banquillo, de nuevo, a Olmo.

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Flick dejó una vez más a Dani Olmo en el banquillo

El partido de este martes invitaba a más a formar con un esquema más ofensivo, con Olmo acompañando a Fermín en la mediapunta. Y ya no solo por su perfil ofensivo que hubiera supuesto una amenaza más para los británicos.

Porque Olmo está entrenando como el mejor. No escatima esfuerzos en ningún entrenamiento. Según quienes lo ven cada día, es de los que más se entrega, de los que más corre, de los que más acepta correcciones. Y aunque haya estado algo desacertado en los últimos partidos, aporta lo que les faltó a muchos jugadores en Stamford Bridge: carácter y rebeldía.

Aun así, Flick continúa relegándolo. El técnico apuesta por él cuando los partidos ya están resueltos, cuando no hay margen para influir, cuando su presencia parece más un gesto de compromiso que una decisión pensada. En Londres ocurrió otra vez: entró en la segunda parte, cuando el 3-0 estaba escrito y el Barça había bajado los brazos.

Hansi Flick Barça
Hansi Flick Barça

Entrena como el mejor, pero ha perdido importancia para Flick

Dentro del grupo, algunos compañeros no entienden este manejo. Saben que Olmo estaba llamado a ser uno de los líderes del proyecto y que llegó con la etiqueta de jugador diferencial. Pero esa importancia no se está reflejando. Más aún: hay quien empieza a sospechar que Flick no termina de confiar en él, que su lectura táctica compite directamente con la visión que Olmo tiene del juego.

Mientras tanto, el jugador mantiene la profesionalidad. No se queja, no responde con gestos, no filtra descontento. Pero puertas adentro, el malestar crece. Dani Olmo, que llegó para ser decisivo, se siente infrautilizado y cuestionado sin motivo claro.