El Barça lo ha vuelto a hacer. Los blaugrana han ganado a la UEFA Youth League, la Champions juvenil, después de superar al Chelsea por 0-3 gracias al doblete de Alejandro Marqués y al gol de Abel Ruiz.

Francesc Xavier García Pimienta, que se hizo cargo del equipo a finales de octubre después de la marcha de Gabri, toca el cielo después de media vida en el fútbol base del Barça y suma la segunda Champions en la historia del club. La primera la levantó la generación liderada por Munir-El Haddadi el año 2014.

El alocado 4-5 de las semifinales contra el Manchester City alertaba a un Barça de que sabía que todas sus posibilidades pasaban por esconder la pelota. Los blaugrana han saltado al césped de Nyon con la intención de marcar el ritmo a través de la posesión. Y lo han conseguido gracias, en gran parte, a Riqui Puig. El pequeño mediocampista se ha exhibido con la pelota en los pies y ha liderado la mayoría de ataques en estático.

Un pase suyo al espacio ha desencadenado en el primer gol. Ruiz, hoy enganchado a la banda derecha, ha llegado hasta la línea de fondo después de una carrera de 30 metros para regalarle el 0-1 a Marqués, que ha marcado de cabeza. El Barça merecía el premio. El Chelsea era incapaz de crear peligro y lo fiaba a todo a recuperar la pelota el más arriba posible.

El guion ha cambiado ligeramente en la segunda parte. Pero lo ha hecho cuando Marqués ya había teñido la final y el trofeo de blaugrana. El delantero del Barça, más listo que la defensa inglesa, ha aprovechado un error para plantarse ante el portero y hacer el 0-2 con un disparo cruzado.

El Barça ya había hecho lo más difícil. Sólo tenía que administrar la ventaja. El Chelsea, al verse entre la espada y la pared, ha arriesgado, pero ya era demasiado tarde. Sus mejores ocasiones se han estrellado en los palos de la portería de Iñaki Peña y Abel Ruiz ha puesto el lazo a la tarde con un contragolpe: 0-3.

La Champions no se ha escapado. Los encargados del fútbol base del Barça han visto cómo el Juvenil les regala una alegría después de una temporada convulsa, con el filial luchando por no dejar la Segunda División y el primer equipo jugando en Vigo sin futbolistas criados en La Masía.