Carlos Alcaraz no parece estar dispuesto a dejar de protagonizar momentos épicos y mágicos sobre una pista de tenis. Para siempre, la victoria en la final del US Open (6-4, 2-6, 7-6, 6-3) contra Casper Ruud será el partido que inscribió el nombre del murciano en la lista de ganadores de un Grand Slam y, también, en el selecto grupo de jugadores que pueden decir que han sido número 1 del ranking mundial de la ATP. Pero no sólo eso, sino que con 19 años, 4 meses y 6 días es el más joven en toda la historia al ocupar el lugar más alto de la clasificación.

Tensión inicial pero Alcaraz empieza mandando

El partido entre el español y el noruego tenía premio doble. Ninguno de ellos había conseguido ganar todavía ninguno de los cuatro grandes, ni habían saboreado la  gloria de ser el jugador que encabeza la lista de absolutamente todos los hombres que actualmente viven con una raqueta en la mano. La tensión de un partido irrepetible como este se ha visto desde el primer punto.

A los dos les ha costado ganar sus primeros juegos al servicio, y en la segunda oportunidad, Alcaraz no ha perdonado. Ha conseguido el break, lo ha consolidado con el 1-3 y ha tenido suficiente con mostrarse intratable al servicio para empezar a cimentar la victoria. Pero en un Grand Slam, ganar el primer set es sólo la primera piedra de una torre enorme y llena de dificultades, y cuando las dificultades tienen el nombre de Casper y el apellido de Ruud, todavía más.

Reacción de Ruud y Alcaraz resiste en el tercer set

El noruego es un tenista frío como sus orígenes, que no se hunde en los momentos complicados ni se confía cuando todo le va de cara. Por eso, su brillante reacción en el segundo set no ha supuesto ninguna sorpresa. Alcaraz sólo ha podido ganar sus dos primeros juegos al servicio, y Ruud ha puesto la directa para anular completamente todo el arsenal ofensivo del que dispone el de El Palmar para ganar la segunda manga por un 6-2 que atemorizaba a un Alcaraz incapaz de encontrar su mejor juego.

Pero, a pesar de tratarse de un adolescente, la mentalidad de Alcaraz no es la de alguien sin casi experiencia al más alto nivel. Como había hecho su rival, ha sido capaz de pasar página después de perder un set, y se ha resistido a dejar escapar un tercer set que se presuponía que sería decisivo. A Alcaraz no se le veía nada cómodo, pero con el enorme premio que había en el horizonte, se ha negado a dar por perdido un set que, después de salvar dos puntos cruciales, ha acabado alargando hasta el tie break.

El saque, clave para poder hacer historia en el US Open

Un escenario conocido para Alcaraz en el torneo. Jugó dos en los cuartos de final contra Sinner, y dos más en las semifinales contra Tiafoe, y los perdió los cuatro. Sin embargo, incluso con los números en contra, el nuevo número 1 del mundo ha demostrado todos los argumentos que tiene para serlo y sólo ha concedido el primer punto del desempate, que ha cerrado con un 7-1 que le dejaba el partido en bandeja.

Sólo un set lo separaba del olimpo, y si antes era el carácter y la mentalidad, ahora ha sido la madurez quien ha hecho acto de presencia. Cuando más pesa el brazo y todos los puntos son decisivos, más mortífero ha sido el servicio del murciano. Se ha mostrado intratable, y paseando el cañón que tiene en su brazo derecho para evitar situaciones comprometidas.

Y cuando se le ha presentado la oportunidad no ha fallado. A las mínimas dudas de Ruud, ha conseguido el break para ponerse 2-4 y todo el mundo tenía claro que no lo dejaría escapar. Ha seguido acumulando servicios directos, un total de ocho en el último set - dos más que los que había hecho en los tres anteriores -, y después de tres horas y veinte minutos, se ha lanzado eufórico a la pista Arthur Ashe ya, como número 1 del mundo.