En el vestuario del Real Madrid empieza a respirarse un ambiente incómodo alrededor de Kylian Mbappé. Lo que hasta hace poco se justificaba como ambición competitiva, ahora muchos lo interpretan como un problema de actitud. El partido ante el Sevilla ha sido el punto de inflexión. Un encuentro gris, sin brillo colectivo, que ha dejado al descubierto un malestar que ya no se esconde entre varios pesos pesados del equipo.

Y es que la obsesión de Mbappé por romper el récord goleador de Cristiano Ronaldo ha terminado por colmar la paciencia de algunos compañeros. En el vestuario consideran que el francés juega con un objetivo personal muy marcado y que, en determinados momentos, eso va en contra del equipo. La sensación es clara: Mbappé piensa más en sus números que en el funcionamiento colectivo.

El récord de Cristiano, el origen del conflicto

Durante el duelo ante el Sevilla, varios jugadores acabaron cansados de su compañero. Mbappé forzó acciones individuales, evitó pases evidentes y buscó el disparo incluso cuando había mejores opciones. Todo con un mismo fin: acercarse a los 59 goles de Cristiano Ronaldo. Un objetivo legítimo, pero que muchos creen que no puede estar por encima del escudo.

Kylian Mbappé banquillo Real Madrid
Kylian Mbappé banquillo Real Madrid

Jude Bellingham ha sido uno de los primeros en expresar su hartazgo. El inglés, competitivo como pocos, no entiende que en un partido tan delicado el equipo jugara sin alma colectiva. Su enfado no fue puntual. Considera que esta dinámica se repite y que Mbappé no trabaja lo suficiente cuando el balón no pasa por él. Y no está solo en esa reflexión.

Un vestuario cansado y una tensión que va en aumento

La realidad es que el partido ante el Sevilla ha llevado la situación al límite. No solo por el mal juego, sino por la imagen de un equipo partido, sin solidaridad y con gestos de frustración evidentes. Bellingham terminó especialmente molesto, convencido de que así es imposible competir al máximo nivel. En Valdebebas ya son conscientes de que el problema existe. Mbappé sigue siendo una estrella indiscutible, pero el club sabe que, si no hay un cambio de actitud, el vestuario puede resquebrajarse. Nadie discute su talento, pero sí su implicación cuando las cosas no giran a su favor.

Así pues, el mensaje interno empieza a ser claro, porque en el Real Madrid no basta con marcar goles ni perseguir récords. Aquí se exige compromiso, trabajo y mentalidad colectiva. Mbappé está a tiempo de corregir el rumbo, pero las quejas ya no son aisladas.