En el Barça ya no hay autoengaños con Ansu Fati. Lo que empezó como una cesión ilusionante al Mónaco ha terminado convirtiéndose en otro golpe de realidad para un futbolista que no logra levantar cabeza. En el club azulgrana tienen claro que el escenario ha cambiado por completo y que, si quieren cerrar definitivamente su etapa, deberán hacerlo sin recibir ni un solo euro a cambio.
La situación en el Mónaco es el primer aviso serio. Tras un inicio aceptable que generó algo de optimismo, Ansu ha vuelto a desaparecer. Su rendimiento ha caído, las dudas se han multiplicado y el nuevo entrenador no cuenta con él. Ya no es una cuestión de confianza o continuidad: directamente no lo ve preparado para aportar al equipo. Y eso, en el Barça, ha sido interpretado como una señal definitiva.
El espejismo se ha roto lejos del Camp Nou
En los despachos del Barça reconocen que lo visto en las primeras semanas fue solo un espejismo. Ansu no ha logrado sostener el nivel, ni física ni mentalmente, y su rol ha pasado de ser una apuesta interesante a convertirse en un problema incómodo. El Mónaco, que tenía opción de valorar su continuidad, lo tiene claro: no ejecutará ningún movimiento para ficharlo.
Este escenario deja al club azulgrana en una posición muy delicada. Flick tampoco cuenta con él. El técnico alemán no ve en Ansu el perfil que necesita ni ahora ni a medio plazo, y considera que forzar su continuidad solo alargaría una situación que no beneficia a nadie. Ni al jugador, ni al equipo, ni al proyecto deportivo.
Una salida gratis como única vía realista
Con este panorama, el Barça ya asume que no podrá sacar rédito económico por Ansu Fati. Nadie en el mercado está dispuesto a pagar traspaso por un futbolista cargado de dudas, con un historial físico preocupante y sin continuidad competitiva. La única opción real es facilitar su salida a coste cero, liberando masa salarial y cerrando un capítulo que se ha vuelto insostenible.
En el club lo ven como un mal menor. Perder a Ansu gratis duele, pero mantenerlo sin rol, sin confianza y sin mercado sería aún peor. La prioridad ahora es encontrarle un destino donde pueda intentar reconstruirse, aunque eso implique asumir que el Barça no verá ni un euro por uno de los canteranos más prometedores de los últimos años. La cesión al Mónaco no ha hecho más que confirmar lo que muchos temían: Ansu ya no es aquel jugador que ilusionó al Camp Nou. Y en el Barça, por primera vez, ya no esperan un milagro. Solo una salida ordenada. Aunque sea gratis.
