Que lo cante Catalunya entera, que lo viva Barcelona, que lo goce el barcelonismo, que lo disfruten los culés del mundo: el Barça es el campeón. La Liga es nostra. El título de la regularidad del Estado español pertenece a este país. Seis veces en los últimos ocho años el aficionado barcelonista ha cantado con emoción: “campions”. Ocho veces en los últimos 16 años sacando pecho, diciéndole al mundo “Oh le le, oh la la, ser del Barça és el millor que hi ha”. Destape la botella de cava toda esta semana, que la felicidad es suya, socio culé. Disfrute que su equipo ha ganado esta temporada la Liga, la Supercopa de Europa, el Mundial de Clubs, y el próximo domingo jugará la final de la Copa del Rey. Goce de la grandeza de este equipo que enamora. Vibre y deléitese con ese hat-trick final de Luis Suárez en Granada.
El Barça logró el título gracias a que hizo lo que tenía que hacer en Granada: Ganar. Su victoria fue indiscutible. Clara. Como se esperaba de un equipo campeón. ¿O es que acaso usted no creía que iba a ganar? Seguro que había gente que pensaba que el Barça fallaría. Algún madridista y algún culé resentido. Que los hay, de verdad. Pero el equipo de Luis Enrique no falló. Remató lo que tenía que rematar. Fue superior durante las 38 jornadas al Real Madrid y al Atlético de Madrid.
15 minutos de gloria para el Madrid
El Madrid fue campeón durante 15 minutos. Un consuelo demasiado breve. Justo desde que Cristiano Ronaldo marcó en A Corunya a los 7 minutos de juego y hasta que llegó el minuto 22 en el que Neymar y Alba combinaron para que Luis Suárez, él, el uruguayo, el Bota de Oro, el Pichichi de la Liga, marcara el primer gol del Barça en Granada.
Ahí enterró el madridismo su esperanza. El milagro no iba a ser posible. El Barça ya tenía el título en sus manos. Lo acariciaba, lo abrazaba y lo besaba. Era suyo. Cristiano marcó el segundo al Depor, y Suárez, como si tuviera una lucha particular con el portugués –que la tenía-, culminó una jugada espectacular en la que Mascherano puso la mira, Alves centró y el uruguayo entró con su cabeza para poner el 0-2. Grande la jugada, y fenomenal la resolución. Suárez marcaba su decimotercer gol en los últimos cinco partidos: “U-ru-gua-yo”, el grito de guerra del barcelonismo, que tiene en Messi a su símbolo principal.
Pero Suárez insaciable acabó rematando un hat-trick precioso tras una gran jugada en la que Neymar le puso en bandeja el gol 40 de la Liga. El gol que sirvió para tranquilizar más a la afición, para abrir el cava, para sentir con orgullo ese sentimiento barcelonista.
La felicidad del barcelonismo se mantiene viva. "Campions, campions, campions", grita culé, gritalo con el alma. No es una Liga cualquiera. Es la Liga que se tenía ganada hace un mes y que se ha tenido que ganar en la última jornada. Es la Liga que en otros tiempos se hubiera perdido como manifestó Piqué a Canal Plus, el central catalán que saltó al campo del Granada a celebrar el título con su hijo Milan, para festejar un título más de una generación grande, inspirada, talentosa, en la que Messi es su líder, pero está rodeado de un equipo de gladiadores que tienen la piel y el carácter del u-ru-gua-yo. "Campions". Créetelo culé. Eres el campeón del Siglo XXI. No hay nadie como tú en la Liga española.