El Espanyol ha levantado la Supercopa de Catalunya gracias a un gol de Felipe Caicedo. Los blanquiazules han sido sagaces y han aprovechado la gran ocasión que han tenido para llevarse el título. El Barça, con muchas bajas y jugadores del filial, no ha podido llegar a tener muchas oportunidades claras, cosa que los ha acabado condenando.

El partido no ha tenido la atracción esperada y el juego ha dejado mucho para ver. No ha sido un partido intenso, sino que ha sido con poco ritmo y con falta de llegadas a la portería rival. El juego se ha concentrado en el medio del campo. Muchos toques de pelota, pasadas horizontales y muchas complicaciones para sobrepasar las últimas líneas rivales.

Recuperando la confianza

Sólo con diez minutos disputados ha tenido bastante el Espanyol para crear la primera ocasión clara del partido. Un magnífico movimiento de Reyes en tres cuartos de campo y una visión privilegiada, ha acabado con una asistencia de libro hacia Caicedo, y el delantero ecuatoriano ha transformado después de sacarse del medio a Masip. En la jugada, un error de Mathieu, que ha estado lento y poco atento, ha ayudado, y mucho, que Caicedo tuviera la ventaja necesaria para marcar el gol.

Con el trabajo hecho y la ventaja por la mínima, el Espanyol ha salido con mucha confianza. Uno de los problemas de los blanquiazules en este inicio de temporada ha sido esta falta de confianza en el juego y las posibilidades del equipo. Con el gol y el hecho de adelantarse en el marcador, la moral ha sido un factor determinante.

Filosofías bien marcadas

El Barça ha ido prácticamente todo el partido a remolque en el marcador. La táctica no ha sido distinta a la esperada y los juegos de los dos equipos han seguido la tónica clásica. Los blaugrana han tenido la pelota, han hecho mover el Español, pero no han tenido ni la precisión ni la velocidad habitual.

El hecho de presentar un once inicial con jugadores menos habituales y alguna incorporación del filial, ha provocado un ligero cambio en el resultado del movimiento de equipo y el ritmo de partido. Masip, Mathieu, André Gomes, Denis Suárez, Arda Turan y Paco Alcácer han sido los encargados de dirigir a este Barça.

En el Espanyol ha habido tranquilidad y experiencia. El hecho de salir con un once inicial de garantías ha ayudado en la entrada del partido, recompensada con el gol, y en la evolución del mismo. Los blanquiazules han sido un equipo maduro, sabiendo qué tenían que hacer y con los contragolpes para contrarrestar al Barça. Buenas sensaciones y buena ejecución.

Destacan los jóvenes

Por parte de Barça y Espanyol han jugado jugadores jóvenes del filial. En cada equipo más que brillar las estrellas, han destacado los más nuevos. Marc Roca, un jugador del B, pero frecuentando el primer equipo, ha vuelto a dirigir el Espanyol desde el medio del campo. Con él, también ha tenido una gran presencia el joven Óscar Malendo.

Por parte blaugrana han tenido protagonismo el central Marlon Santos, mostrando la calidad en la salida de la pelota, Álex Carbonell, Nili Perdomo y Carles Aleñá, que también han tenido presencia en un Barça que le ha faltado remate y gol.

La mala noticia del partido, como acostumbra a pasar en estos partidos con menos intensidad y relevancia han sido las lesiones. Entre los tocados destaca Mathieu, que ha tenido que abandonar el terreno de juego ya a la segunda mitad. En un partido donde también ha habido bastante contacto, han tenido algún susto Arda Turan, Paco Alcácer o Rubén Duarte.

Primera Supercopa blanquiazul

La victoria del Espanyol en esta Supercopa de Catalunya supone el primer título que irá directo a las vitrinas del RCDE Stadium. Segundo título en juego después de la victoria en los penaltis el 2014 y estreno del Espanyol de Quique Sánchez Flores. El partido deja las buenas sensaciones del Espanyol y las buenas esperanzas de futuro del Barça.

 

El gol

0-1 Caicedo 10'