Esta semana, varias personalidades vinculadas al Bayern de Munich se han encargado de calentar la previa del partido contra el Barça de Champions con declaraciones que han generado polémica. Primero fue el turno de una leyenda del club bávaro como Lottar Matthäus, quien afirmó que su exequipo "tendría que equivocarse mucho y hacer muchas cosas mal" para perder ante el conjunto de Quique Setién. Después, el presidente de honor del club alemán, Karl-Heinz Rummenigge, menospreció a Marc-André Ter Stegen para alabar a su portero, Manuel Neuer.

Quien no ha dicho nada de nada, probablemente por precaución, es Jerome Boateng, uno de los centrales del Bayern. El defensa germanoghaneano tiene motivos para hacerlo, y es que hace poco más de cinco años Leo Messi lo retrató en una jugada que ya forma parte del imaginario colectivo del fútbol europeo. Es mejor no despertar la bestia, debe pensar.

Una jugada memorable

Seis de mayo del 2015. Camp Nou. El Barça de Luis Enrique, después de haber aplastado el Manchester City y el PSG, recibe el Bayern de Munich de Pep Guardiola en la ida de las semifinales de la Champions League. Los culés, comandados por el tridente de Messi, Luis Suárez y Neymar, son favoritos. Pero con el técnico de Santpedor en el banquillo contrarío -es la primera vez que vuelve al Estadi- ningún culé se atreve a cantar victoria antes de tiempo. Lo qué sucede en el césped durante el partido evidencia que las dudas del barcelonismo estaban justificadas.

El Bayern de Guardiola planta cara al Barça y, aunque no dispone de oportunidades muy claras, inquieta con llegadas al área de Ter Stegen. Los de Luis Enrique, sin embargo, tampoco se contienen y son los dominadores del partido. Dominadores sin premio, eso sí.

Entonces, sin embargo, sucede un hecho que ni siquiera un genio como Guardiola puede controlar: Messi se ilumina. En el minuto 77 del duelo, el argentino bate a Neuer con un potente disparo desde la frontal derecha del área bávara. Es el 1-0, un resultado que puede definir una eliminatoria. La diana se celebra con rabia y euforia en el Camp Nou, pero lo que el público no sabe es que años después el gol quedará eclipsado en su memoria por la nueva jugada que el '10' está a punto de inventar.

Tres minutos después del gol, el tiempo se detiene y Messi, de nuevo, vuelve a hacer magia. Esta vez recibe en zona de tres cuartos, encara a Boateng y, dentro del área, lo dribla con un cambio de dirección espectacular. Si el movimiento de Messi es impactante, el del jugador del Bayern es hipnótico. Después de darse cuenta de que el '10' no se dirigirá hacia el punto de penalti tal como tenía previsto, el central -192 centímetros de altura y 92 kilos de peso- se desploma mirando atrás, convirtiéndose en un espectador de lujo de uno de los momentos más recordados de la historia de la competición.

Le ha roto la cadera, le ha roto la cadera; gritábamos en un bar de la Villa Universitaria de la UAB. Messi evidentemente no le destruyó ningún hueso de forma literal, pero sí que es cierto que la carrera de Boateng, a partir de aquel momento, nunca fue la misma. Cinco años después, el central afronta el partido contra el Barça más discutido que nunca por su propia afición, pero aun así será titular. Da Luz no es el Camp Nou pero Messi sí que es Messi: su cadera, tal como pasó aquel 6 de mayo del 2015, ya tiembla.