El FC Barcelona vive con ilusión el crecimiento de Lamine Yamal, convertido ya en una de las grandes joyas del fútbol mundial. Con solo 18 años, el canterano ha demostrado un desparpajo y una calidad impropias de su edad. Pero desde dentro del club y del vestuario envían un mensaje claro: hay que estar preparados, porque esta temporada puede ser la de su explosión definitiva.
El impulso del Balón de Oro
Lamine terminó segundo en el Balón de Oro por detrás de Ousmane Dembélé, un resultado que lejos de desanimarle ha encendido aún más su ambición. En el Barça creen que esta “derrota” ha sido lo mejor que le podía pasar. Consciente de que aún tiene camino por recorrer, el joven extremo está motivado como nunca y quiere demostrar que está listo para liderar al equipo en los grandes escenarios.

Compañeros como Pedri, Raphinha o Lewandowski ya hablan maravillas de él. Consideran que, pese a su juventud, Lamine juega con la madurez de un veterano y aporta un desequilibrio que ningún otro futbolista de la plantilla puede ofrecer. En el vestuario están convencidos de que este curso se verá la mejor versión del ’10’ y que marcará diferencias en los momentos decisivos, especialmente en la Champions.
Uno de los aspectos clave será la gestión de Hansi Flick. El técnico alemán sabe que tiene entre manos un talento generacional y quiere protegerlo de la presión excesiva. Por eso planifica darle descanso en algunos partidos para evitar sobrecargas y lesiones, consciente de que la temporada será larga y exigente. Sin embargo, también le transmitió un mensaje claro: el equipo necesita su magia.

Un reto físico y mental
La exigencia para Lamine será doble: mantener la regularidad en Liga y responder con la misma frescura en las noches europeas. En el Barça saben que rivales ya le marcan de cerca y que tendrá que aprender a convivir con defensas más duras y sistemas preparados para frenarle. Su reto es dar un paso adelante, ser más determinante en el área rival y asumir responsabilidades en los grandes partidos.
El aviso está sobre la mesa: hay que estar preparados porque Lamine Yamal está listo para dar un salto de gigante esta temporada. Su segundo puesto en el Balón de Oro es la gasolina perfecta para alimentar sus ganas de crecer. En el Barça confían en que este curso el joven prodigio deje de ser solo una promesa y se convierta definitivamente en una de las estrellas más determinantes del planeta fútbol.