El Barça ha inscrito su nombre con letras de oro en los libros de historia del fútbol. Nunca nadie había remontado un 4-0 en Europa. La estadística ya forma parte del pasado. Y el 8 de marzo, un día que entra de lleno en el imaginario colectivo culé. El equipo, liderado por el tridente, ha conseguido un imposible. Ha empequeñecido hasta la más mínima expresión a uno de los grandes candidatos a ganar la Liga de Campeones, el París Saint-Germain. Y lo ha hecho porque nunca ha dejado de creer. 

El equipo era consciente de que tenían que pasar muchas cosas durante el partido para tener opciones de entrar en la eliminatoria. El primer gol, de Luis Suárez, era una premonición. Y el Camp Nou interpretó el mensaje haciendo de jugador número 12 hasta el final. La eliminatoria llegó a parecer perdida después de tenerla a tocar pero en sólo siete minutos, los últimos del partido, el Barça consiguió el billete para los cuartos de finales. Ter Stegen, Neymar y Sergi Roberto fueron los protagonistas de una noche de altibajos con final feliz.

El gol de Suárez

El Barça empezó el partido de la mejor manera posible. A los tres minutos, Luis Suárez aprovechó una pelota muerta dentro del área para marcar, con la cabeza, el primer gol del partido. El equipo se demostraba que podía superar a un PSG que llegaba con aura de imbatible. El gol cerró el paso a la ansiedad, gran enemiga de cualquier remontada.

El sistema de Luis Enrique funcionaba. El 3-4-3 sin laterales y con las líneas muy adelantadas encerraba al PSG en su campo y le impedía salir con el balón controlado. Los parisinos estaban condicionados por la atmósfera del partido. Sin embargo, en un contragolpe, Draxler disparó contra el brazo de Mascherano, una acción que se hubiera podido interpretar como penalti. Sólo se habían jugado 10 minutos.

Iniesta reaviva al Barça

El dominio total y absoluto de la posesión no se traducía en ocasiones claras. Al Barça se le escapaban los minutos entre las manos y no podía hacer nada para evitarlo. Neymar, impetuoso, lo intentaba de todas las maneras. Pero el partido entraba en una dinámica muy peligrosa. Marcharse 1-0 al descanso era un premio demasiado pequeño por lo que se había visto sobre el césped. Andrés Iniesta hizo justicia.

El capitán del Barça se inventó una jugada individual para renacer las esperanzas en la remontada. Kurzawa, lateral del PSG, se acabó haciendo el segundo gol en propia antes de la media parte. El ambiente era otro. El Camp Nou creía. Un poco más. Sólo había que repetir los dos goles para llevar la eliminatoria a la prórroga.

 

Andres Iniesta Barça PSG EFE
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Messi hunde a Emery

El planteamiento de los franceses había hecho aguas por todos lados. El PSG era consciente de que sólo necesitaba un gol para complicarle (mucho) la vida al Barça. Sin embargo, tiró la primera parte en la basura, centrándose en proteger la portería de Kevin Trapp. En la segunda mitad, el entrenador de los parisinos Unai Emery cambió de idea. El PSG salió a buscar al Barça. Como hicieron en el Parque de los Príncipes. Tuvieron ocasiones, como es lógico.

A los 50 minutos, Neymar provocó un penalti para que Messi hiciera el 3-0. Quedaban 40 minutos. La remontada estaba a tocar. Más cerca que nunca. El PSG ya no sabía qué hacer y quedaba en tierra de nadie. A medio camino entre la ambición y la cobardía.

Cavani hace más grande la gesta

El 4-0 era posible. El 6-1, casi imposible. En una jugada aislada, el PSG complicó la hazaña. Edinson Cavani, delantero centro de los parisinos, hizo el 3-1 después de enviar una pelota al palo. La eliminatoria parecía enterrada en el minuto 62. El Barça necesitaba tres goles más. Se esfumaba la posibilidad de jugar una prórroga.

Con el Barça grogui, Ter Stegen se encargo de mantenerlo de pie. El portero alemán volvió a ser decisivo parándole un uno contra uno al mismo Cavani. Era la sentencia. Pero el Barça se exponía a los sustos, atacando y regalando metros a espaldas de la defensa. El partido entró en los últimos cinco minutos con un 3-1. Algunos socios abandonaron el campo. No sabían qué se perdían.

Neymar cumple su promesa

Una falta magistral y un penalti a sangre fría. En sólo tres minutos (del 88 al 91) el Barça abrió los ojos. El doblete de Neymar explicaba uno de sus mejores partidos vestido de blaugrana y le servía para cumplir la promesa que había hecho con el vestuario. El Barça ganaba 5-1. Necesitaba un gol para hacer historia.

 

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La gente volvía corriendo al estadio. Nadie se quería perder un desenlace que parecía escrito. La historia esperaba a la vuelta de la esquina y le reservaba el protagonismo a un jugador de la casa. Justicia poética.

Sergi Roberto desata la locura

Minuto 95. Última jugada. Ter Stegen abandona la portería para jugar como un delantero centro más. Falta lateral a la derecha del ataque del Barça. El centro de Neymar queda corto pero el rechace lo controla el mismo Ter Stegen para devolverle la pelota al brasileño. Neymar regatea a Verratti y centra con la pierna izquierda al corazón del área pequeña.

La pelota sobrevuela la cabeza de Gerard Piqué y se hace el silencio en el Camp Nou. Aquel silencio previo a la histeria colectiva. Sergi Roberto, un jugador que se ha ganado en pulso todos y cada uno de los minutos en el primer equipo, se tira con todo para marcar el sexto gol. Eliminatoria en el bolsillo y una gesta para el recuerdo.