"No pienso tener ningún tipo de consideración con mi cuerpo."
John Belushi

Dicen que la vida pasa a toda leche ante nuestros ojos cuando nos morimos. Pues imagínese a la velocidad con que debe de pasarle a un tipo que ha tenido una vida breve y trepidante, una vida vivida con el fast forward siempre a tope. Le hablo de alguien que en el momento de su trigésimo cumpleaños podía presumir de tener la película con más beneficios de los EE. UU., el disco número 1 y que era la estrella del programa televisivo más exitoso del momento. Imagine ahora la celeridad con que pasan las imágenes si, además, el sujeto la ha espichado de una sobredosis de speedball, es decir, un cóctel intravenoso de cocaína y heroína. Un cerebro post mortem que centrifuga los recuerdos a la velocidad del Gran Colisionador de Hadrones de Ginebra, lo menos.

Allí Belushi —a la vez que se enganchaba al polvo blanco para aguantar los rodajes maratonianos—, tuvo la oportunidad de mostrar su impredecible, agresivo y físico estilo de humor

Bien, pues así fue la célebre vida y la trágica muerte de John Belushi (Chicago, 1949 – Los Angeles, 1982) y, de hecho, no hace falta que la imagine demasiado. Simplemente, puede agradecerle a Bob Woodward (el mismo quién, con su compañero Carl Bernstein, destapó el Watergate) que lo hiciera por usted. Y lo hizo después de entrevistar a más de doscientas personas (familiares, amigos, productores de cine y televisión, músicos, actores y actrices, camareros, camellos, forenses, conductores de limusinas, camareros...) cercanas al cómico, músico y actor que se hizo mundialmente famoso como mitad del dúo The Blues Brothers. Cuando acabe el artículo, no malgaste ni un segundo más de su tiempo y corra a la librería o la biblioteca para hacerse con la flamante reedición de Como una moto. La vida galopante de John Belushi (Libros del Kultrum, 2022).

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Belushi (en el centro) con los National Lampoon's Lemmings. / Foto: belushi.com

Cuando la vida es un traje (negro) que te va pequeño

Como este libro y otras biografías (y un documental reciente) sobre él constatan, lo que debía de pasarle a toda hostia ante los ojos en el último momento —abróchense los cinturones— es más o menos lo que sigue: Belushi, hijo de inmigrantes albaneses, se crió en una pequeña ciudad cercana a Chicago. Allí fue al instituto, donde fue capitán del equipo de fútbol americano y conoció a quién sería su esposa, Judy Jacklin, de quien nunca se separaría. Hasta aquí, una vida típica de High School Movie. Ya en la universidad, adoptó la estética y la forma de vida de los Fabulous Furry Freak Brothers, los personajes del tebeo de Shilbert Shelton (es decir, la de un hippy peludo en sempiterna búsqueda de fiesta, problemas y marihuana) y lo expulsaron del centro. Corría el año1971 y los académicos cabeza cuadradas acababan de hacerle un favor: así pudo encontrar su camino en el mundo de la comedia uniéndose a The Second City, una troupe de jóvenes comediantes que pasaba de gira por la ciudad.

Carrie Fisher, por cierto, famosa por dar vida a la Princesa Leia Organa (la Dama de Elche intergaláctica de Star Wars), fue la pareja de Dan Aykroyd y amiga del alma, además de compañera de jolgorios politóxicos, de Belushi

Gracias a su imitación de Joe Cocker, la National Lampoon’s Lemmings, una compañía derivada de la mítica revista humorística National Lampoon, contactó con él para invitarlo a la gira de una parodia del Festival de Woodstock, donde conocería a algunos de sus futuros compañeros del programa Saturday Night Live (SNL) como Chevy Chase y Christopher Guest. Después, participó y finalmente dirigió The National Lampoon Radio Hour, un programa radiofónico emitido en todas las estaciones de los EE. UU., donde trabajó con gente como Gilda Radner y Bill Murray. Se casó con Judy, su amor de instituto, que trabajaría como guionista en el SNL y con quien adaptaría muchos de los sketches nacidos en la radio. El SNL, para quien no lo sepa, es un exitoso formato televisivo que se ha mantenido ininterrumpidamente en antena en la NBC, desde 1975 hasta día de hoy (hace poco, nuestra Rosalía fue la estrella musical invitada a interpretar en directo dos temas de su Motomami).

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The Blues Brothers con la flor y nata del soul. / Foto: belushi.com

Cheesburgers, soul y cocaína

Allí Belushi —a la vez que se enganchaba al polvillo blanco para aguantar los rodajes maratonianos—, tuvo la oportunidad de mostrar su impredecible, agresivo y físico estilo de humor,  además de pirograbar en el inconsciente colectivo norteamericano a sus personajes más representativos, como el Samurái Futaba, el cocinero obsesionado con las cheesburgers (de hecho, las hamburguesas de queso fueron una obsesión recurrente en los gags de Belushi) o a Jake “Joliet” Blues, uno de los Blues Brothers, hermano Elwood Blues, interpretado por su gran amigo Dan Aykroyd (Lo conocerán de Los cazafantasmas, entre muchas otras). Además de Jake y Elwood, los Blues Brothers, que saltaron de la televisión a las salas de conciertos, estaban formados por otros músicos de calidad, como el guitarrista Steve Cropper y el bajista Donald Dunn, ambos del grupo Booker T. & the M.G.'s (ya saben, los del mod anthem ‘Green Onions’). El disco Briefcase Full of Blues fue un sonado éxito de ventas en las listas americanas, y contenía canciones tan chaladas e hilarantes como Rubber Biscuit. En el año 1980, la película The Blues Brothers (Granujas a medio pelo), dirigida por John Landis, se estrena en las pantallas de cine, y Aretha Franklin, James Brown, Ray Charles, John Lee Hooker, Steven Spielberg, John Candy, Paul “Pee Wee” Reubens y Carrie Fisher son solo algunas de las estrellas que participan. Carrie Fisher, por cierto, famosa por dar vida a la Princesa Leia Organa (la Dama de Elche intergaláctica de Star Wars), fue pareja de Dan Aykroyd y la amiga del alma, amén de compañera de juergas politóxicas, de Belushi.

Un año antes, en 1979, Belushi había decidido retirarse del SNL para entregarse al cine en cuerpo y alma, industria en la cual había hecho sus pinitos con Goin’ South, un western cómico, y The Rutles: All You Need Is Cash, película de los Monty Python pionerísima del género mockumentary o falso documental, donde era el promotor de un grupo de rock clavadito a The Beatles. Ahora bien, antes de que, con apenas 33 años, un fatídico 5 de marzo del 1982, su cadáver fuera encontrado en una lujosa habitación de hotel en Sunset Bulevar (horas después de que Robert De Niro y Robin Williams se fueran de la fiesta), si existe una película con la que John Belushi ha pasado a la historia del cine (y a los anales de la juerga, como pronto veremos), esta es, sin duda, Animal House (Desmadre a la americana. John Landis, 1978).

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Humor gross-out en el rodaje de Animal Party. / Foto: belushi.com

Toga party en la Imperial Tarraco

Animal House es un film capital por varias razones. Por un lado, esta película sobre rivalidades entre fraternidades universitarias, es la que, en proporción a su presupuesto de producción (John Belushi fue el único actor contratado), ha recaudado más dinero en toda la historia del cine. Por otra parte, fue la pionera del género gross-out, que engloba las comedias estudiantiles de humor cafre y escatológico, de Porky’s a South Park o American Pie. Además, popularizó el frat rock (una de las formas primigenias del garaje de los años 60, tocado en las fiestas de las fraternidades universitarias) y la música Louie Louie (que hace referencia a la canción de Richard Berry, del 1955, de la que han hecho versiones de los The Kingsmen a Patti Smith o The Clash, entre otros muchos otros grupos). Finalmente, y sobre todo, Animal House puso de moda las Toga Parties o fiestas toga.

Habrá quien piense que una Toga Party es la fiesta de bienvenida que ciertos magistrados le tienen preparada a Carles Puigdemont

Habrá quien piense que una Toga Party es la fiesta de bienvenida que ciertos magistrados le tienen preparada a Carles Puigdemont. Pero, mucho antes que la vistieran los juristas en los tribunales, la toga fue la vestimenta típica de los griegos y los romanos, y, ya un par de milenios después, en los 50 y 60 el siglo XX, fue disfraz predilecto para universitarios pertenecientes a fraternidades u órdenes paramasónicas de algunas universidades, a fin de celebrar bacanales caseras de alcohol, rock’n’roll y desmadre. Desde el 2014, además, las sábanas anudadas a los hombros, la corona de laurel desmañada y la lata de cerveza en ristre, es también el outfit oficial del Bule Bule Toga Fest, el festival tarraconense de música que cada año rinde homenaje a John Belushi y a Animal Party.

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¡Toga Party! / Foto: belushi.com

“En todas las ediciones —excepto esta, en que la diseñadora ha querido darle un toque un poco diferente—, la imagen del cartel ha sido el zombi de John Belushi. Pero la filosofía del festival continúa intacta: meterse una juerga tan excesiva como a él le habría gustado.” Quién me lo cuenta es Machete, un hombre de una doble vida nocturna: es estibador en el puerto de su ciudad y programador del festival. “¿Pero la peña realmente se presenta en el Toga Fest vestida con una toga?” —pregunta este aporético articulista. “Los primeros dos o tres años, todo el mundo la llevaba. De hecho, en el hotel que hay cerca de la sala Zero, donde tiene lugar el festival, nos dieron el toque porque los asistentes que se alojaban se llevaban las sábanas… Todavía perdura un grupo de irreducibles. Para incentivarlo, organizamos el concurso de Miss y Míster Toga, los ganadores del cual se llevan a casa lotes de discos y abonos para la próxima edición. Yo recomiendo que la gente venga en toga, te desinhibes más si vas disfrazado.” “¿Y eso no es apropiacionismo cultural?…”—rebato. “¡Qué va! Si en alguna ciudad tenemos derecho a dar una fiesta romana, esta es Tarragona.” Touché.

“En el momento de programar el festival, cada año contacto con el espíritu de John Belushi a través de una güija. Él me aconseja qué grupos tengo que programar y cuáles no, pero sobre todo me pide que deje su legado bien alto con una buena farra”—me confiesa Machete antes de despedirnos hasta que nos reencontremos, entogados, en el Bule Bule. El epitafio de la tumba de Belushi es: I may be gone, but Rock and Roll lives on (Yo quizás ya no estoy, pero el rock’n’roll continúa). Belushi vive, y la fiesta está en pañales (o en togas).

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¡Bule Buleeee! / Foto: Bule Bule Toga Fest.