15 jóvenes de 16 a 20 años se desnudan emocionalmente ante un público joven. Eso es Youth#4, la obra juvenil que presenta el Teatre Nacional de Catalunya (TNC). Se trata de una producción del TNC y la Obra Social la Caixa, que se podrá ver sólo hasta el día 2, y en la que jóvenes no profesionales explican sus problemas y su visión del mundo. Cada uno de ellos ofrecerá 15 monólogos sobre temas básicos de su vida y el público, dividido en pequeños grupos, irá pasando de un atril al otro escuchando sus vivencias y opiniones. La cuestión básica: no interpretan un texto ajeno, y ni siquiera llevan un texto preparado, sino que interpretan, realmente, al momento, lo que sienten y viven. El director del espectáculo, Didier Ruiz, ha apuntado que el teatro es, básicamente, un instrumento para compartir las emociones, y con Youth#4 se posibilita que los jóvenes expliquen sus vivencias sobre el mundo.

El miedo al futuro y las inquietuts del presente

Youth aborda numerosos temas: qué es ser joven, la identidad sexual, el disgusto o la adoración por el propio cuerpo, la masturbación, el miedo a la incertidumbre, la necesidad de reafirmación, el sentimiento de falta de libertad... 15 obras en una, porque cada uno de los grupos que pasa por el TNC ve un espectáculo diferente, ya que escuchará un monólogo diferente. La voluntad de Didier Ruiz, con Youth, el proyecto que ahora llega a su cuarta edición, es estimular un espacio de expresión, en el que cada uno de los jóvenes pueda expresar su singularidad, con toda su fuerza y todas sus debilidades. El espectáculo, según Ruiz, es una forma mediante la cual los jóvenes pueden decir "Yo soy así". El espacio, muy oscuro y con el público muy cerca del intérprete, favorecería, según Ruiz, el intercambio de confidencias. "Me encanta este espacio" ha comentado el director.

Foto de cartel 1 Youth#4

Foto: Emilia Stefani-Law.

Mucho más que una simple representación

Así pues, Youth#4 quiere ser mucho más que una representación teatral. Pretende ser todo un proyecto destinado a vincular a los jóvenes al teatro, y por eso se integra en el programa CaixaEscena, de la Obra Social la Caixa, que quiere llevar el teatro a los centros educativos como herramienta de expresión e integración. Elisa Durán ha celebrado este proyecto de la Obra Social la Caixa, destinado a integrar en todos los colectivos, pero al mismo tiempo a formar al público de la mañana y también de los profesionales del teatro del futuro. Más de 80 profesionales del teatro han llevado a las escuelas las artes escénicas, y han garantizado que miles de chicos han podido disfrutar del teatro, y al mismo tiempo, "conocer" se "a sí mismos". Durán ha prometido, muy pronto, un documental en que se mostrará esta iniciativa.

15 que han cambiado

Los 15 jóvenes que participan en el espectáculo y que han trabajado dos meses preparándolo, realizan una gran interpretación. Son capaces de ofrecer con gran fluidez sus aportaciones, sin nada de rigidez ni timidez. Su trabajo corporal es admirable, también en la danza final. Didier Ruiz apunta que, contra lo que se dice habitualmente, que "los jóvenes son perezosos", en este caso, los 15 implicados mostraron una "voluntad absoluta para hacer un proceso superdíficil". Concluye que "los jóvenes se mueves si saben porqué se mueven". Didier Ruiz constata que "Los 15 chicos que tuvimos al principio ya no son los 15 de hoy", porque han crecido durante todo el proceso. Xavier Albertí, director artístico del TNC, ha estado completamente de acuerdo, argumentando, "que hay grandes inversiones que no cotizan en el IBEX, que son las inversiones en emociones". Y, sin duda, esta ha sido, para estos jóvenes, una inversión excepcional.

¿Misión imposible?

El mundo del teatro se muestra preocupado porque el público envejece: cada vez hay menos jóvenes que van al teatro. Youth forma parte de las iniciativas que tratan de revertir esta tendencia, ofreciendo un teatro más próximo a sus realidades. Pero durante el espectáculo, muchos de los jóvenes asistentes se manifestaban cohibidos: las normas del espectáculo establecían que no se podían hacer ni preguntas ni comentarios a las intervenciones de los actores. La participación queda limitada a los actores; el público, que en este caso denota ganas de participar, querría aplaudir, silbar o discutir, pero tiene que limitarse a pasar de atril en atril. Probablemente, cuando sus amigos virtuales se desnudan emocionalmente en internet, cosa que los jóvenes hacen día a día, tienen muchas más oportunidades de involucrarse en ello. Al fin, más aplausos de los profesores, periodistas e invitados que de los estudiantes invitados. Las reflexiones sobre la realidad basada en chicos que podían ser sus compañeros de clase parecen interesar a los jóvenes mucho menos que el Fast & Furious, las historias de superhéroes o los videojuegos... No queda claro que hacer teatro de temática joven, con jóvenes y para jóvenes (pero conceptuado y dirigido siempre por un adulto) sea la solución para atraer al público joven a los escenarios.