El programa de TV3 Sense ficció ofrecerá este martes una doble programación excepcional. Por una parte estrenará Xirinacs, a contracorrent, un documental catalán de la máxima trascendencia. Por otra parte, ofrecerá Paradisos fiscals, el cop del segle, un documental sobre el caso de los papeles de Panamá realizado por Benoît Adalid y Edouard Perrin con la colaboración de algunos de los principales medios de comunicación del mundo.

Xirinacs, de actualidad

Xirinacs, a contracorrent es un trabajo dirigido por Sergi Sala y Sergi Guix, y realizado por Zeba Produccions. La realización de este documental responde a un incremento de la gente que ve a Xirinacs como un visionario, que había propugnado el proceso de independencia desde hace décadas. El documental se pregunta si Xirinacs ha sido sobrevalorado últimamente, o si sencillamente está recuperando el papel que le corresponde en la historia. Para responder a esta pregunta, el documental entrevista a numerosas personas que tuvieron relación con él, como el líder de la CUP David Fernàndez, el economista Arcadi Oliveres, o el militante independentista Miquel Sellarès.

 

Xirinacs: el camino a la política

Xirinacs nació en el Eixample barcelonés en 1932, hijo de una familia acomodada. Estudió en el seminario y después de ser ordenado actuó como consiliario en el movimiento scout. Muy pronto se destacó políticamente por su apoyo al Sindicat Democràtic d'Estudiants y por su participación en la Caputxinada. Estuvo alejado de Barcelona para evitar su implicación política. Él rechazó la dotación económica que otorgaba el Estado a todos los sacerdotes. Empezó a optar por la no violencia activa, que incluía la desobediencia a las leyes injustas (tal y como lo habían propugnado Gandhi o Luther King). Se declaró en huelga de hambre en solidaridad con los acusados en el proceso de Burgos, y le obligaron a presentarse a un consejo de guerra. Se destacó, también, por reclamar al obispado de Vic que repartiera sus tierras entre los que las trabajaban.

El Xirinacs de la transición

Pocos personajes son tan emblemáticos de la transición como Lluís Maria Xirinacs. Desde muy pronto se implicó en la Assemblea de Catalunya. Sistemáticamente se negaba a pagar las continuas multas que le imponían las autoridades por considerarlas ilegítimas. Se negaba a hablar en castellano con las autoridades. Estuvo encarcelado de 1973 a 1975 por sus actividades políticas. En este periodo pasó por una larga huelga de hambre y fue candidato al Premio Nobel de la Paz. Después de la muerte de Franco se plantó 12 horas al día ante la prisión Modelo de Barcelona, para reivindicar la liberación de todos los presos políticos, hasta la proclamación de la amnistía. Se convirtió en todo un emblema de los que querían cambiar el país: incluso Joan Brossa le dedicó una oda.

Xirinacs en la puerta de la Modelo

En el Senado

En 1977 se presentó como independiente para el Senado y fue elegido con 549.013 votos. Propuso numerosas enmiendas a la Constitución, que no fueron aprobadas. En 1980 se presentó a las elecciones con el Bloc d'Esquerres d'Alliberament Nacional. No obtuvieron representación y se retiró de la primera línea política. A pesar de todo, siguió colaborando en varios grupos cristianos y filosóficos.

El camino hacia la independencia

El 1993 Xirinacs fue uno de los fundadores de la Assemblea Unitària per a l'Autodeterminació, el que sería uno de los embriones de la CUP. En 2002 tuvo problemas legales por un discurso que pronunció en el Fossar de les Moreres el 11 de septiembre, en el que se declaraba "amigo de ETA". Durante este tiempo publicó varias obras sobre la cuestión nacional, pero también sobre problemas sociales. Defendía claramente el movimiento antiglobalización.

Arcadi Oliveres, colaborador de Xirinacs, en el documental

El final

En agosto de 2007 Xirinacs se dirigió al Taga, en el Ripollès. Unos días después encontraron su cuerpo con una nota de despedida, en la que se leía: "Una nación esclava, como un individuo esclavo, es una vergüenza de la humanidad y del universo. Pero una nación nunca será libre si sus hijos no quieren arriesgar su vida en su liberación y defensa". Se reabría el mito de Xirinacs.