El Jamboree se ha convertido este jueves en la primera sala de Barcelona a volver a hacer sónar música en directo y con público, diez semanas después. El emblemático espacio de la Plaza Real ha levantado la persiana con la actuación de Clarence Bekker para un número muy limitado de asistentes: 30 personas en cada uno de los dos pases programados, en cumplimiento del protocolo sanitario. Con mascarilla, sentados con distancia, y sin servicio de barra, los asistentes han seguido disciplinadamente las indicaciones de Joan Mas y sus tres hijos, la familia propietaria del local, que se han encargado personalmente de reabrir mientras los trabajadores de Mas y Mas siguen con el ERTE. Sólo la voz y la energía de Bekker han dado una tregua a tanta excepcionalidad.

El Jamboree ha levantado la persiana este jueves, mes de dos meses después de haber tenido que cerrar abruptamente por la crisis del coronavirus. Lo ha hecho con una estampa bastante diferente de la última vez. La sala sólo ha podido vender 60 localidades, repartidas en dos pases de una hora, para respetar la limitación del aforo a un máximo de 30 personas. Finalmente la exigencia de espacio no ha sido un gran problema en el primer pase, porque 10 de los 30 compradores no han asistido, algunos de ellos porque al comprar la entrada no habían caído en el hecho de que residen en otra área sanitaria, y no se podían desplazar.

El público ha llegado con la antelación que pedía la sala para acceder escalonadamente, con entradas digitales y mascarilla obligatoria (la sala ofrecía personalizadas con su nombre). Ya en el interior, la imagen tenía poco que ver con la de las noches de siempre: la barra, cerrada, y los pocos asistentes que había, debidamente separados, a dos metros de distancia y sentados en sillas. No ha habido pausa –no está permitida-, y una vez acabado el concierto el público ha tenido que abandonar la sala: era la hora de la desinfección antes del segundo pase.

La emoción del público

A la salida, Sara López ha explicado la experiencia a la ACN, al mismo tiempo "emocionando" después de tanto tiempo y "súper extraña" por no poder seguir el concierto de pie y bailando. "Pero él (Bekker) se ha quedado con la expresión de los ojos de toda la gente", ha manifestado esta joven asistente.

Público con mascarilla y sentado al concierto del Jamboree

La música de Clarence Bekker ha sido el paréntesis a tanta excepcionalidad. El cantante holandés y su banda –unos clásicos del Jamboree- han vuelto al escenario de la Plaza Real con toda la energía que caracteriza sus espectáculos. Después de más de dos meses de confinamiento, la Clarence Bekker Band ha actuado en formación de quinteto. "Hoy es un día feliz, después de 10 semanas", ha comentado a la ACN. "Celebraremos la vida otra vez, a hacer arte en el escenario, estoy muy y muy feliz, también de ser la primera banda que hace eso. ¡Sigamos vivos"!, ha exclamado.

"El Jamboree lo hemos abierto entre todos"

El propietario del local y del grupo Mas y Mas, Joan Mas, explicaba antes de que arrancara el concierto porque se ha decidido a reabrir el Jamboree, convirtiéndose en el primer empresario de la exhibición a hacerlo, en Barcelona. "El Jamboree lo hemos reabierto todos. El público que quería, el Clarence que se subía por las paredes por actuar, y yo que he ayudado a hacerlo". Y es que antes de la pandemia del coronavirus, el Jamboree "no había estado nunca parado ni un día", subraya el empresario cultural.

Mas asume que las condiciones actuales implican pérdidas económicas, pero ha querido abrir igualmente "para animar el sector". Pero avisa: "eso no quiere decir que el Jamboree de aquí unos meses pueda hacer suspensión de pagos, si no cambian las normativas y nos siguen cobrando impuestos mientras estamos cerrados," indica, muy molesto también con el hecho de que buena parte de su plantilla no ha cobrado todavía -o sólo parcialmente- el subsidio del ERTE que sigue aplicándose a la empresa.

Precisamente por eso, Mas ha reabierto la sala a solas, con la ayuda de sus tres hijos. Uno, en la taquilla, y los otros dos ayudando en la distribución del público. Y él no será menos: en la cabina del técnico de sonido, como había hecho muchos años atrás a la ya desaparecida La Boîte. Otros empleados han trabajado voluntariamente a pesar de estar bajo el expediente de regulación. "Que la gente se tire a comprar entradas, por favor," pide Mas después de anunciar que ya ha puesto entradas a la venta para los jueves, viernes y sábados de junio y julio. De hecho, mañana mismo repite Clarence Bekker con otro pase doble, y el sábado actuará la joven cantante de hiphop Kween Cortés, quien ya debutó y presentó su trabajo de debut al mismo Jamboree en febrero.

Además, este año la sala estaba de celebración de sus 60 años, y 25 bajo el mando de su grupo, Mas y Mas. "Teníamos previsto hacer un festival muy potente –dice refiriéndose en el Mas y Mas Festival del mes de agosto-, teníamos conciertos en el Liceo, han caído todas las actuaciones internacionales... Ahora estoy intentando dar al menos un concierto diario en la Plaza Real, y estoy buscando un sponsor y ayuda para hacerlo", anuncia.