Hay dos Guy Ritchie. Uno es el que nos deslumbró con Lock & Stock y Snatch, y que estableció las bases de un nuevo estilo, divertido y subversivo, de cine negro. Luego está el que se ha propuesto hacer todo lo que Hollywood le pida, diluyéndose en productos impersonales como Aladdin, El Ministerio de la Guerra Sucia o la reciente La fuente de la eterna juventud. Cuando asoma el primer Ritchie, como en su versión del Rey Arturo, en The Gentlemen o en la infravalorada Despierta la furia, sus fans enloquecen, porque había muchas ganas de verlo volver a sus orígenes. Pues bien, ese momento por fin ha llegado.
Una serie brillante en todos sus frentes
Tierra de mafiosos es el resurgimiento definitivo de aquel Ritchie con gran pulso para los caleidoscopios mafiosos y la violencia sofisticada, el que es capaz de sacar a grandes estrellas de su zona de confort y el que convierte a Londres y sus bajos fondos en un personaje más de la historia. El director no firma todos los episodios de esta serie, ni siquiera participa en el guion, pero quizás por eso su trabajo tras la cámara denota un rigor y un entusiasmo que hacía tiempo que no se le veía. Pero además Tierra de mafiosos es heredera directa del estilo que instauró el director a finales de los 90 y principios de los 2000, con una mirada ingeniosa y maliciosa a la guerra entre dos familias del crimen organizado.

Tierra de mafiosos es el resurgimiento definitivo de aquel Ritchie con gran pulso para los caleidoscopios mafiosos y la violencia sofisticada, el que es capaz de sacar a grandes estrellas de su zona de confort y el que convierte a Londres y sus bajos fondos en un personaje más de la historia
Como en los clásicos del género, una situación aparentemente intrascendente es la chispa de un conflicto que no deja de complicarse. La serie comienza con dos jóvenes saliendo de fiesta. Es una noche de drogas, discotecas y testosterona. Pero no son dos chicos cualquiera: son los descendientes de dos familias, los Hardigan y los Stevenson, que llevan años en una guerra fría por repartirse el pastel criminal de Londres. Cuando uno de los dos jóvenes desaparece y el otro asegura no tener ni idea de dónde está, saltan todas las alarmas. Y cuando eso ocurre, los Hardigan recurren a Harry Da Souza, su hombre de confianza para resolver problemas. Pero Harry, tan expeditivo como racional, no tarda en darse cuenta de que este caso podría ser el detonante de una carnicería sin precedentes, y más aún cuando la guerra impacta directamente en su vida familiar.
Es de esas series que, cuando acaba el episodio, maldices la decisión de la plataforma, SkyShowtime, de estrenar uno por semana
Tierra de mafiosos es brillante en todos sus frentes. Lo es cuando reinventa las viejas historias de gánsteres, con unos guiones llenos de ironía y detalles perversos, y también cuando pone en escena la (creciente) tensión entre los personajes, con unos impagables estallidos de violencia. Destaca, en este sentido, el gran trabajo de todos los intérpretes, con mención especial para Tom Hardy (en uno de sus mejores papeles), Pierce Brosnan, Paddy Considine y Helen Mirren. Es de esas series que, cuando acaba el episodio, maldices la decisión de la plataforma, SkyShowtime, de estrenar uno por semana.