José Eduardo Agualusa es uno de los más prestigiosos autores en lengua portuguesa. Y ahora llega en catalán su último libro,Teoria general de l'oblit (Edicions del Periscopi), con traducción de Pere Comellas (Teoría general del olvido, en castellano, en EDHASA). Se trata de una novela donde profundiza en su técnica de explicar la historia de su país, Angola, mediante personajes cargados de emotividad que se tropiezan con circunstancias extraordinarias, incluso sobrenaturales. En este caso, Agualusa repasa la historia de la descolonización angoleña y los casi 50 años de independencias a partir de la historia de una portuguesa, Ludo, que se queda aislada en el interior del país cuando sus compatriotas se repatrían e intentará pasar desapercibida, haciendo vida de topo durante lustros.

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El rompecabezas angolano

Una de las gracias de La teoría del olvido es que en sus historias coinciden personajes en que parecen absolutamente insólitos y antagónicos (Agualusa ya lo había hecho en Estação das chuvas, uno de sus libros clave). A través de sus personajes, Agualusa intenta representar la diversidad étnica, cultural y social de la sociedad angoleña. Pero, además, retrata un país con una historia muy peculiar, en la que la lucha anticolonial dejó paso a una cruel guerra civil, con múltiples injerencias extranjeras. Un tiempo en que, en Angola, bajo el pretexto de implantar una sociedad comunista, se instaló una dictadura de partido que generó grandes desigualdades sociales. Un país donde los discursos a menudo escondían realidades diametralmente opuestas. Y dónde la realidad y la ficción acaban mezclándose, porque en Angola todo es posible. En un punto de la novela se cita el robo de un Boeing 727 del aeropuerto de Luanda. Es real. No es un invento del novelista. En 2003 un avión que estaba inmovilizado por una resolución judicial desde hacía 14 meses, repostó sus depósitos y emprendió el vuelo. Desapareció. Para siempre. Hasta ahora. Los servicios secretos de Estados Unidos temían que fuera usado como misil (hacía muy poco del 11-S). Pero no fue usado por ningún grupo terrorista. Lo más probable es que fuera vendido, transformado, rematriculado y reutilizado... Pero también podría haber sido utilizado para llevar un cargamento de contrabando y destruido. O, sencillamente, cayó al mar cuando huía... Cualquiera de las hipótesis entra, básicamente, en el campo de la ficción. Pero es real.

Poesía contra crimen

La historia de Angola es trágica. El periodo colonial se caracterizó por la discriminación racial y por la opresión portuguesa. Pero la independencia abrió la puerta a nuevos problemas... Una guerra civil de gran crueldad, auténtica miseria que afectaba a amplios sectores de la población, una élite que se enriqueció de forma indecente con los recursos públicos, la represión incluso contra algunos de los nacionalistas históricos, la difusión de comportamientos mafiosos, el caos urbano en Luanda... Todo eso aparece en la novela de Agualusa. Con estos elementos lo más fácil sería hacer una novela dramática, de lágrima fácil. Pero leyendo Teoría general del olvido se sonríe más que se llora. Porque Agualusa combate la tragedia de la realidad con poesía. Los personajes de la novela están empapados de ternura... Y es esta ternura la que puede humanizar a un mercenario, a uno corrupto, a un criminal a sueldo o a un colono racista. Nadie es absolutamente perverso, en las obras de Agualusa, pero nadie es absolutamente bueno. Y los momentos de mayor dramatismo se rompen con episodios de humor o de misterio. El contrapunto a la desagradable realidad es la fantasía, como en el caso de un personaje que desaparece misteriosamente dejando sólo su sombrero. Hay quien ha emparentado a Agualusa y a otros autores africanos lusófonos con el realismo fantástico latinoamericano, pero quizá sería más correcto emparentarlos con la literatura oral africana, no sólo con la clásica, sino también con la actual, de taberna, repleta también de fantasmas, brujos que vuelan de noche en aviones hechos de bambú, sirenas de belleza cautivadora, mujeres que encantan a los maridos ajenos con pociones en la sopa o gobernantes que beben sangre humana.

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El incombustible Agualusa

Desde hace ya algunos años, tres autores africanos han obtenido el mayor prestigio en las letras portuguesas: el angoleño José Eduardo Agualusa, el mozambicano Mia Couto y el caboverdiano Germano Almeida. Los tres han creado una narrativa repleta de elementos fantásticos y con mucha autocrítica, alejada de lo que hicieron la mayoría de los autores africanos del periodo de las independencias. José Eduardo Agualusa (Huambo, 1960) es un angoleño blanco que a menudo ha colaborado con los medios de comunicación portugueses y brasileños. Su primera novela, A conjura (1989), ya fue una revelación. Ha trabajado el cuento, la novela, la poesía y el relato de viajes. A menudo sus novelas son una reivindicación de la criolidad y del mestizaje de Angola, como lo son Nación criolla o As mulheres do meu pai. Los elementos fantásticos son frecuentes en sus novelas, pero son especialmente intensos en algunas como A feira dos assombrados. Pero quizás una de sus obras más emblemáticas es Estação das chuvas, una novela que recrea la represión política de la Angola de la segunda mitad de los setenta a través de la figura de una poeta, Lídia do Carmo Ferreira, una escritora que nunca existió, pero que ya mucha gente en Angola toma por un personaje real.

Retorno a la fórmula de éxito

Teoría general del olvido no es quizás la novela más contundente de Agualusa; no tiene el argumento misterioso e innovador de A feira dos assombrados, pero tampoco entra a fondo en la crítica política como Estação das chuvas. Ni siquiera cuestiona los puntos más escondidos de la historia angoleña como Nación criolla (donde hablaba de la élite angoleña del XIX y su implicación en el tráfico de esclavos). En Teoría general del olvido Agualusa vuelve con habilidad a las técnicas que le han garantizado el éxito en sus novelas anteriores: un abanico muy amplio de personajes pintorescos, los elementos más surrealistas de la historia angoleña, presencia de hechos fantásticos, aproximación amable a los personajes más agresivos... Una fórmula que se había mostrado eficaz a las obras anteriores y que Agualusa explora de nuevo en este caso con notable éxito. Esta es, quizás, una de las obras más comerciales del autor africano. Para disfrutar de Teoría general del olvido no hay que estar interesado en la historia africana, porque la novela no tiene ninguna vocación etnográfica. Agualusa hace literatura, y de la buena, y este libro es una magnífica forma de aproximarse a su obra.