Mi abuela sabía tres canciones. Las cantaba constantemente. Cuando crecí, me di cuenta que ni siquiera se las sabía del todo. La que más me gustaba era Volver. A ella también. Que veinte años no es nada. Que sentir la mirada. Siempre la entonaba con una sonrisa, sobre todo cuando pasaba por ese trozo; tal vez supiese que se la inventaba. Esas tres canciones la acompañaron hasta su funeral. El día que uno de nosotros muramos, ¿qué harán? ¿Pondrán la lista del Wrapped de nuestra vida? Escuchamos demasiadas canciones. No las escuchamos, las devoramos. En resumen, las consumimos. Todos contribuimos a ello: nos pirra lo nuevo. Y todo el sector discográfico lo sabe. 

El día que uno de nosotros muramos, ¿qué harán? ¿Pondrán la lista del Wrapped de nuestra vida? Escuchamos demasiadas canciones. No las escuchamos, las devoramos

Por eso ha vuelto el single, por eso a Bad Bunny se le caen las canciones de los bolsillos. Y los periodistas van detrás del frenesí: lo de ayer no existe. Nadie habla ya de ello. No da likes. Sería mucho más inteligente que esta sección hablase de la nueva de los Figa Flowas, de Could be friends de Mourn o Bad Gyal; no esa es ya antigua, tiene una semana. 

Don Diablo

Pero, ni que sea durante el día de hoy, vamos a rescatar el tema más divertido en catalán que se ha escrito últimamente. ¡Aunque tenga más de un año! Esta sección hará el revival de un revival, porque El diable se publicó en 2022. Pero su música hacía referencia a un mundo muy pero que muy ochentero: italodisco, synth pop, new wave, electrònica. La canción de Josep Xortó y Carles Congost es una bola de discoteca. La pista del Apolo recién barrida por la mañana. Una culebra juguetona y puramente hedonista. 

La canción de Josep Xortó y Carles Congost es una bola de discoteca. La pista del Apolo recién barrida por la mañana. Una culebra juguetona y puramente hedonista

Con un punto Family y otro a DBFC. Además de la magia The Human League y el estilo frenético y moderno de Kraftwerk. Cuatro por cuatro, bombo, caja y un teclado. Lo aprobarían los dioses del baile elegante, Andy McCluskey y Paul Humphreys (OMD). La canción, pura descripción, no dice nada de nada: mandan las bases. Los responsables tras el talento pistero del pasado año son Josep Xortó, vocalista y DJ, y Carles Congost, artista visual, compositor y productor, que se juntaron en el lejano 2015 (Casa club). Desde entonces han ido lanzando singles, cuyo cúlmen es El diable, que pasó más inadvertida de lo que merecía. Porque mi yaya no escucharía El diable. Pero la bailaría. Aunque, entre dientes, estuviese masticando su querida Volver.