Mucha gente asocia el diseño a una cosa de élites. La exposición Tapas. Spanish design for Food que se presenta en el Museo del Diseño hasta el 21 de mayo trata de romper con estos estereotipos. Su comisario, Juli Capella, asegura que "Queremos romper con la imagen del diseño caro, de autor y pijo. El diseño es una disciplina al servicio de gente, para que todo el mundo pueda vivir mucho mejor". Esta exposición, organizada por Acción Cultural Española (ACE), trata de difundir por el mundo la combinación entre diseño y gastronomía como una de las características de excelencia del Estado español. Es una exposición, integrada por 270 objetos, entre ellos dos piezas hechas especialmente para Tapas por Antoni Miralda y Martí Guixé. Esta exposición está circulando por el mundo desde hace 3 años. Ha pasado por Washington, São Paulo, Mèxic DF, Tokio, Washington, Filipinas... Y cierra esta gira con su presencia en el Museu del Disseny de Barcelona, el único dedicado al tema en todo el Estado. Precisamente, este Museo ya se ha planteado quedarse para su fondo algunas de las piezas que han ido itinerando.

boteller otto del Museo diseño

Botellero Otto. Diseño de Ramírez y Carrillo. Producido por Delica.

El porqué de una exposición

Juli Capella asegura que el diseño está íntimamente asociado a la comida, una de las tres actividades que obligatoriamente tienen que hacer los seres humanos (junto con dormir y respirar). El comisario de Tapas asegura que "Sin la ayuda del diseño la gastronomía no existiría; comer sería de lo más aburrido". Por algo "el plato es uno de los artilugios más antiguos creados por la humanidad". Nadie se libra de comer, y muchos lo hacen tres veces al día, y por eso Capella asegura que "Todos somos expertos en diseño en la comida", porque "todos sufrimos el mal diseño cotidiano, cuando cocinamos y cuando pasamos a la mesa a comer y nos encontramos con la aceitera que gotea, el cuchillo que no corta...". Esta exposición quiere poner al descubierto las grandes innovaciones que ha habido en el Estado español en el ámbito del diseño aplicado a la comida, especialmente en los últimos 10 o 15 años, aunque no faltan referencias a los grandes creadores anteriores, como Gabriel Lluelles, quién inventó el minipímer en 1959, y también la exprimidora de naranjas eléctrica en 1970: dos electrodomésticos que a pesar de tener alrededor de 50 años, siguen fabricándose tal como era el diseño original, una muestra del acierto en su concepción.

Exprimidor de cítricos Citrus Spray Diseño de Alberto Arza y Joan Rojesky Producido miedo Lékué

Exprimidor de cítricos Citrus Spray. Diseño de Alberto Arza y Joan Rojesky. Producido por Lékué.

La cocina

Esta exposición se divide en tres ámbitos: la cocina, la mesa y la comida. Tres ámbitos en que se aplica el diseño pero de forma muy diversa: si en la cocina todo es básicamente pragmático, funcional, en la mesa y en la comida todo es mucho más comunicativo, la belleza en las formas juega un papel mucho más esencial. En el apartado relativo a la cocina de esta exposición, se presentan algunas de las joyas realizadas por el diseño español que se han generalizado y se usan en los hogares mundialmente: desde la olla a presión, hasta el minipímer... Pero al mismo tiempo hay productos mucho más selectos, reservados sólo a los grandes cocineros, desde el carretón de los postres del Celler de Can Roca hasta la impresora 3D para alimentos o el Roner R, un complejo instrumento de cocción usado, también, por el Celler de Can Roca.

Aceitera antigoteo Diseño de Rafael Marquina Producido miedo Muebles 114

Aceitera antigoteo. Diseño de Rafael Marquina. Producido por Muebles 114.

La mesa

El espacio reservado a la mesa tiene un apartado destacado dedicado a lo que Capella considera la "gran trilogía" del diseño español para beber: el porrón, el botijo y la bota. Pero ensalza tanto los modelos clásicos (higiénicos, prácticos y muy conseguidos) como las evoluciones nuevas, desde el "rebotijo", con forma de tetrabrik, hasta el botijo La Siesta, que se parece a una botella de agua mineral y cabe en la nevera. En un lugaro destacado figura, "la mejor aceitera del mundo", según Capella (el de Rafael Marquina). Hay mesas, vajillas, vasos y cubiertos, desde los más funcionales, hasta los más sofisticados (como porcelanas con forma de erizo de mar para comer erizos de mar o platos con forma de pan, elaborados por Andreu Carulla para la Bodega de Can Roca). Y no faltan, obviamente, los clásicos abridores de tapones de corcho que no pueden faltar en ningún hogar ni bar de tapas: el de doble palanca de David Olañeta, con forma de orejas, y el de Ramón Brucart, con un doble punto de apoyo para abrir las botellas.

Botijo La Siesta Diseño de Héctor Serrano (colaboración de CuldeSac y Racky Martínez) Producido miedo La Mediterránea

Botijo La Siesta. Diseño de Héctor Serrano (con la colaboración de CuldeSac y Racky Martínez). Producido por La Mediterránea.

La comida

Es en la comida donde quizás esta exposición alcanza su vertiente más popular. Constituye una exaltación de la aplicación del diseño a la comida: desde el xupa-xups de Enric Bernat, de 1959, "un gran diseño industrial" según Capella, hasta las aceitunas rellenas, que son un diseño muy clásico de autor desconocido pero genial. Al mismo tiempo, Tapas se fija en la producción del churro (un alimento que con las estrías multiplica por tres su superficie y garantiza al máximo la absorción del chocolate). Capella asegura que uno de los sectores del diseño que tiene más futuro es el de la comida diseñada, y pone como ejemplo la gula del Norte, hecha por extrusión, "como las ventanas de aluminio". En este apartado se reserva un gran protagonismo a una vitrina, con forma de botella, llena de las más originales botellas de vino, porque las etiquetas, en los últimos años, han experimentado una renovación espectacular. Si el vino entra primero por la vista, el diseño de las etiquetas es esencial para situarse en el mercado.

Los complementos

La exposición va acompañada de un programa de actividades que la dirección del Museu define como "intenso, diverso y coral". Entre las actividades más esperadas constan los diálogos entre chefs y diseñadores: así, se espera un encuentro entre el cocinero Jordi Roca y el diseñador industrial Andreu Carulla (que ha colaborado con El Celler de Can Roca), otro entre Ferran Adrià i Luki Huber (responsable de algunas soluciones técnicas a problemas culinarios del Bulli), y un tercero entre el creador de restaurantes Javier Bonet y Martí Guixé (un diseñador que está preparando un bar hecho integramente con impresión 3D). El Museu del Disseny, en el marco de sus acciones para ampliar sus colecciones, ha preparado una exposición, Platos del Día, sobre el diseño de platos más innovador: tendrá lugar del 4 al 21 de mayo en el Centre de Artesania de Catalunya, en la calle Banys Nous. La clausura de la exposición será espectacular: coincidirá con la noche de los museos y estará centrada en un workshop dedicado al churro, que tiene como objetivo diseñar "el churro del siglo XXI". Los visitantes podrán ver todo el museo de forma gratuita y, además, degustar los churros de diseño.

Las tapas como pretexto

Esta exposición ha recorrido el mundo presentando el diseño y la gastronomía como elementos clave de la creatividad española. Juli Capella hace suya una frase de Ferran Adrià: "Cocinar es diseñar la comida". Y apunta que "Esta exposición sólo es una cata: el diseño es infinito en este campo". Pero aunque el nombre de la exposición hace referencia a las tapas, en realidad, no es una muestra sobre las tapas, y buena parte del contenido no tiene nada que ver con el tema sugerido por el título. Y aunque en algunos momentos hace esfuerzos para aproximarse al diseño como un fenómeno popular que acaba llegando a todas las cocinas, buena parte de los productos que se presentan no dejan de ser mercancías terriblemente elitistas. La mayoría de los objetos que hay no entrarán nunca en los hogares de la mayoría de los ciudadanos y quedarán reservados a una élite de ricos y connaisseurs. La exposición es una magnífica muestra sobre la creatividad de los diseñadores industriales españoles, sobre la potencia de la industria del diseño española, sobre la capacidad innovadora de los cocineros españoles y sobre la relación entre estos tres elementos. Es una muestra impresionante, reluciente, aséptica, majestuosa... Muy completa y muy elaborada. Pero obviamente, no se respiran en absoluto los olores de un bar de tapas. No si siente el aroma penetrante de las patatas bravas, ni se percibe la grasa omnipresente del jabugo, ni se oye el crujido continuo de la freidora friendo rabas... Hay cuatro jamones. Y son inflables.

 

Fotografía de portada: Coporrón. Diseño de Martín Azúa y Gerard Moliné.