Muchos catalanes han conocido los dorayakis, los célebres dulces japoneses, a través de Doraemon, que adora estos "pastelitos", y también de la película Una pastelería en Tokio. Lo que no saben muchos es que, en Barcelona mismo, en la calle Urgell 110, hay un magnífico pastelero que hace estos pasteles tal como se hacen en Japón: Takashi Ochiai. Ochiai es un pastelero de primera línea, que también sobresale en la pastelería occidental; en 2013 ganó el premio al mejor croissant de mantequilla de toda España.

Dorayakis originales

Que nadie espere comprar en la pastelería de la calle Urgell un dorayaki de chocolate, y mucho menos de Nocilla (sería un pecado en la pastelería japonesa). Aquí los dorayakis más habituales se hacen con anko, un ingrediente preparado con judías adzuki en adobo. Pero también hay variantes. En otoño, Takashi prepara dorayakis con productos de temporada: con puré de boniato, con puré de calabaza con castañas, e incluso con anko, castañas y mochi, dulce de arroz.

De Japón a Barcelona

Los clientes de la pastelería de Takashi Ochiai consumen más productos europeos que japoneses, pero cada vez hay más gente en Barcelona que busca dulces asiáticos. Algunos de los productos usados en esta pastelería son importados directamente de Japón. Takashi Ochiai trae de su país un azúcar de remolacha especial, que no tiene un sabor tan dulce como el que se consume aquí (la pastelería japonesa prefiere los dulces suaves, a diferencia, por ejemplo, de la latinoamericana). Pero Ochiai, que es un perfeccionista, incluso trae de Japón las pequeñas bolsitas de plástico para envasar los dorayakis. Y ni siquiera son todas iguales: los dulces que contienen castaña tienen unas bolsitas especiales. Otros productos japoneses ya se consiguen en Barcelona: la calabaza que se usa en los pastelitos es una variante de calabaza japonesa que ya se cultiva en Catalunya. Los dorayakis tienen mucho éxito en Barcelona, pero algunos de los productos que elabora Takashi Ochiai no son fáciles para el paladar europeo, porque son muy diferentes a lo que estamos acostumbrados; por ejemplo, el mochi, el dulce hecho con harina de arroz, despierta muchos recelos, porque tiene una textura muy especial, muy pegajosa. Pero hay europeos que se acostumbran y que lo encuentran delicioso.

Japón y Occidente

Takashi Ochiai en principio no había pensado hacer una pastelería con especialidades japonesas, porque hace unas décadas nadie, en Barcelona, se interesaba por estos productos. Pero fue un compatriota suyo, ejecutivo de Panasonic, quien lo animó a hacer dorayakis y otras especialidades japonesas. Él le compraba grandes cantidades de dulces japoneses. Con el tiempo, algunos restaurantes japoneses se enteraron de sus habilidades y empezaron a encargar a Takashi sus postres. Ahora la demanda de pastelitos japoneses no para de crecer. Eso sí, como el consumidor europeo pide pasteles mayores que el consumidor japonés, Takashi hace los dorayakis más grandes que los que comen Novita y Doraemon.

Familia de pasteleros

Takashi Ochiai, que tiene 64 años, ha vivido más tiempo en Catalunya que en su país (llegó hace 34 años). Ahora está preparando una ampliación de su pastelería. En el nuevo local pretende, además, organizar talleres y ampliar la producción de pasteles. Eso sí: en el local de Urgell con Consell de Cent seguirá haciendo los croissants: quiere que los clientes sigan disfrutando, no sólo de la mejor pastelería, sino también de los mejores olores. A Takashi Ochiai no se le acaban las ideas para la pastelería, y el futuro del local está garantizado: su hijo está en Japón formándose como pastelero.