La premio Nobel de Literatura Svetlana Aleksiévich está estos días en Barcelona con motivo de la entrega del Premi Internacional Catalunya y para participar de la Biennal del Pensament. La autora de libros referenciales como Los chicos del cinc (Raig Verd) ha pronosticado que Ucrania ganará la guerra y que será por una "derrota militar". Una sentencia que ha argumentado añadiendo que "el factor tiempo va en contra de los dictadores", refiriéndose a Vladímir Putin. Además, ha dicho que la victoria de Kiev no llegará por una revolución interna a Rusia, ya que "no es un país que esté preparado para cambiar". En este sentido, cree que "diez años de propaganda" han sido una de las causas del conflicto bélico. Con todo, se ha mostrado preocupada por la posibilidad de que el presidente ruso pulse "el botón nuclear". Aleksiévich cree que es muy "inquietante" que Putin haya planteado el uso de armamento nuclear y que también haya puesto la mirada en Polonia y en los Estados Bálticos. Según ella, su objetivo es "aniquilar" Ucrania y no le importa cuántas personas puedan morir a la guerra. Por otra parte, sin embargo, ha expresado "admiración" por la lucha de los ucranianos y ha admitido que creía que "la guerra no duraría mucho".

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La élite rusa se exilia

La Nobel de Literatura de 2015 ha descartado que haya un cambio político en Rusia "si la propaganda sigue trabajando activamente". Según ella, la gente ha dejado de pensar, cosa que ha contribuido a que "la élite del pueblo ruso" se haya tenido que exiliar en los últimos años. "Me doy cuenta de que toda la élite rusa está en el extranjero", ha dicho, destacando también que otros, como Alexei Navalni están en la prisión.

'La gente ha dejado de pensar', cosa que ha contribuido a que 'la élite del pueblo ruso' se haya tenido que exiliar en los últimos años

Según ella, en Rusia "no hay líderes alternativos" porque "cada persona se intenta salvar a sí misma". Aleksiévich, sin embargo, ha puesto en valor la "minoría" de la sociedad rusa que muestra resistencia al Kremlin. "Eso es como una cuerda, que algunos estiran, y quizás algún día esta cuerda se rompa", ha dicho. La también periodista ha recordado que en Bielorrusia, su país de origen, sí que hubo una revolución en el 2020, y que una entrada en la guerra del régimen de Alexandr Lukaixenko y las millares de muertes de ciudadanos del país que potencialmente provocaría "podría llevar a una explosión" en la sociedad bielorrusa. No obstante, por culpa del tamaño de Rusia y con su población, una cantidad similar de bajas "no serían la chispa que podría encender la hoguera". Mientras que la república exsoviética de Lukaixenko ronda los 9 millones de habitantes, la de Putin se acerca a los 150 millones. Con todo, no ha dado credibilidad a la posibilidad de que Bielorrusia envíe tropas a Ucrania.

Svetlana Aleksiévitx 2 / Guillem Roset /ACN
Svetlana Aleksiévich está en Barcelona para recoger el Premi Internacional Catalunya / Foto: Guillem Roset /ACN

Premio Internacional Catalunya

La escritora, autora de La Pregària de Chernobil (Raig Verd) y otros relatos que describen el sufrimiento de los que se sacrificaron al desastre nuclear de Chernóbil y las consecuencias de la URSS en la población, sí que ve en las generaciones a más jóvenes más oposición a la guerra. "Han reaccionado diferente", ha dicho, refiriéndose a las informaciones que afirman que 700.000 jóvenes se han escapado de Rusia para evitar ser reclutados para ir a Ucrania. "La gente joven no quiere ir a la guerra, y sus padres les dicen que son unos traidores, que tienen que ir a la guerra y cumplir con el deber", ha afirmado.

La gente joven no quiere ir a la guerra, y sus padres les dicen que son unos traidores, que tienen que ir a la guerra y cumplir con el deber

Aleksiévich, que ahora vive en el exilio en Berlín desde el 2020, recibirá este lunes por la tarde el 34.º Premi Internacional Catalunya de la mano del presidente de la Generalitat, Pere Aragonès. Nacida el 31 de mayo de 1948 de padre bielorruso y de madre ucraniana, estudió periodismo en la Universidad de Minsk. Después de ejercer como periodista en diferentes medios se empezó a inclinar por la literatura, inmersa en la corriente de la llamada novela colectiva. Uno de sus libros más famosos, La guerra no tiene rostro de mujer (Raig Verd), abordaba la cuestión de las rusas que participaron en la Segunda Guerra Mundial.